CDMX a 26 de junio, 2024.- En un esfuerzo por transformar el panorama alimentario de México, la presidenta del Senado de la República, Ana Lilia Rivera Rivera, ha propuesto una ambiciosa agenda conocida como la “Revolución Alimentaria”. Durante su participación en el foro sobre la “Ley General de la Alimentación Adecuada y Sostenible”, Rivera enfatizó la necesidad urgente de garantizar el derecho humano a una alimentación saludable por encima de los intereses económicos.
Rivera Rivera criticó los efectos del neoliberalismo en la seguridad alimentaria del país, señalando que los verdaderos intereses económicos se centran en el control de los alimentos. La legisladora destacó que la malnutrición ha colapsado el sistema de salud mexicano, con enfermedades como diabetes, cáncer y obesidad en aumento debido al consumo de productos con jarabe de alta fructosa.
Una de las principales preocupaciones de Rivera es la defensa del maíz como patrimonio genético de México, vital no solo para la alimentación sino también como recurso estratégico frente a intereses comerciales internacionales. “El maíz cotiza en la Bolsa de Valores junto con el petróleo y el oro”, advirtió, subrayando la importancia de proteger esta semilla frente a la codicia corporativa y farmacéutica.
La senadora también mencionó los logros legislativos alcanzados, como la Ley de Fomento y Protección al Maíz, que busca preservar esta planta antes que el T-MEC entre en vigor. Sin embargo, señaló la falta de políticas claras y presupuestos para su implementación efectiva.
Además, resaltó los avances en el etiquetado de alimentos, una medida para informar a los consumidores sobre los contenidos de los productos. Esta iniciativa, enfrentó resistencia por parte de grandes empresas productoras de alimentos chatarra, pero se logró implementar para proteger la salud pública.
Ana Lilia Rivera concluyó destacando la resistencia de los pequeños productores y campesinos pobres, quienes continúan luchando por su espacio en un mercado dominado por grandes intereses. Enfatizó la necesidad de apoyar a estos agricultores para asegurar la soberanía alimentaria y el bienestar de las comunidades rurales en México.