Por Juan Pablo Ojeda
Este lunes, 86 periodistas, entre camarógrafos, fotógrafos y reporteros, participaron en la rifa del reloj del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), un evento que ha despertado tanto interés como controversia. El mandatario nacional había prometido rifar este reloj, que generó revuelo tras ser señalado en una nota informativa como un artículo de lujo con un valor exorbitante.
AMLO aclaró que el reloj en cuestión, en realidad, tenía un valor de aproximadamente 2 mil pesos y que fue un regalo de un amigo cercano. La rifa se llevó a cabo en su conferencia matutina, en la que el presidente subrayó su intención de reconocer el esfuerzo de aquellos periodistas que han asistido constantemente a sus conferencias desde el inicio de su sexenio.
La atmósfera se volvió emocionante cuando una periodista pasó al frente para extraer el nombre del afortunado ganador. El elegido fue Julio Omar Gómez, del medio Sin punto ni comas de Baja California, quien se llevó a casa el reloj que había sido de AMLO.
La decisión de rifar el reloj surge en medio de una polémica que se desató a principios de septiembre, cuando se afirmó que el reloj pertenecía a una marca famosa y costaba 117 mil pesos. AMLO no tardó en desmentir esta información, defendiendo que el valor real era mucho más modesto.
“Ya también tomé una decisión para ustedes. Tengo otro reloj, no tan bueno como este, pero tengo otro. Lo vamos a rifar aquí entre ustedes, el último día, si me lo aceptan”, indicó AMLO durante una de sus conferencias, destacando que esta rifa se llevaría a cabo en su último día como presidente, el 30 de septiembre.
Con este gesto, AMLO busca crear un lazo con los periodistas que han sido parte de su administración, aunque la polémica en torno al reloj revela un trasfondo más complejo en la relación entre el presidente y los medios de comunicación. Este evento no solo fue una rifa, sino un recordatorio de las tensiones que a menudo surgen entre el poder y la prensa en México.