Por Juan Pablo Ojeda
En un sorprendente balance de su sexenio, el Subcomandante Marcos, líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ha descalificado al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al compararlo con los mandatarios más criticados de la historia reciente de México. En su carta, Marcos acusa al gobierno de AMLO de reunir todas las cualidades negativas de sus predecesores, señalando una mezcla de autoritarismo, corrupción, mediocridad y frívola superficialidad.
En la misiva, Marcos menciona que el actual presidente muestra “el autoritarismo de Gustavo Díaz Ordaz, el nacionalismo de cartón piedra de Luis Echeverría Álvarez, la demagogia corrupta de José López Portillo, la mediocridad administrativa de Miguel de la Madrid, la perversidad de Carlos Salinas de Gortari, la vocación criminal de Ernesto Zedillo, la ignorancia enciclopédica de Vicente Fox, el militarismo y mecha corta de Felipe Calderón y la frívola superficialidad de Enrique Peña Nieto”. La carta, que también critica el “autoelogio y lo chillón” del estilo presidencial, ha generado una fuerte respuesta en el ámbito político.
Al ser cuestionado sobre estas declaraciones en su conferencia matutina del 22 de agosto, AMLO evitó entrar en una confrontación directa. El presidente comentó que no se iba a involucrar en la polémica, argumentando que cada quien debe asumir la responsabilidad de sus palabras. “No me voy a meter a la polémica… Él está en su derecho como todos nuestros adversarios, que no son nuestros enemigos”, afirmó López Obrador.
Marcos, en su carta, no solo cuestiona la gestión de AMLO, sino también critica su percepción de los opositores. Acusa al presidente de tratar a los disidentes y críticos del sistema como “enemigos”, en contraste con la visión de adversarios que la administración de AMLO ha promovido. La misiva también sugiere que el país está condenado a no cambiar, argumentando que el problema no radica en la persona que gobierne, sino en el sistema mismo que, según Marcos, no ha sido suficientemente cuestionado ni reformado.
El distanciamiento entre AMLO y el EZLN tiene raíces históricas profundas. A finales de los 90, López Obrador se reunió con líderes zapatistas durante el gobierno de Ernesto Zedillo, cuando se negociaba el levantamiento de armas. Sin embargo, la relación se tensó cuando AMLO se postuló a la presidencia en 2006, siendo acusado por los zapatistas de ser parte del sistema político que ellos combatían. Aunque no hubo apoyo explícito en sus candidaturas posteriores, la crítica de los zapatistas hacia su administración se ha intensificado, especialmente en relación con proyectos que afectan a los pueblos originarios.
En un pronunciamiento firmado por los subcomandantes Galeano y Moisés en 2018, el EZLN ya había expresado su escepticismo hacia la administración de AMLO, rechazando su campaña y criticando los proyectos del gobierno que, según ellos, continúan perjudicando a los pueblos indígenas.
El distanciamiento entre AMLO y el EZLN se profundizó aún más este año, cuando el presidente respondió a las críticas del movimiento zapatista señalando que ya no había coincidencias entre ellos. AMLO acusó al EZLN de no asumir su responsabilidad y de perder apoyo entre sus simpatizantes.
La crítica reciente del Subcomandante Marcos representa un nuevo capítulo en la compleja relación entre el movimiento zapatista y la administración actual, destacando las tensiones persistentes sobre cómo se aborda la justicia social y la política en México.