Por Juan Pablo Ojeda
En la conferencia matutina de este 9 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se refirió a las críticas recientes de la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña, y del ministro Jorge Pardo, quienes han expresado su oposición a la reforma al Poder Judicial que promueve MORENA. Ambos se han sumado a la marcha en contra de la propuesta, alegando que la “demolición” del sistema judicial no es la solución adecuada y pidiendo más diálogo.
Norma Piña, en sus declaraciones, advirtió que desmantelar el Poder Judicial no es una alternativa viable para mejorar la justicia en México. Ella propuso que en lugar de destruir, se deben hacer cambios profundos que verdaderamente contribuyan a la paz, la justicia y la reparación que el país necesita.
AMLO, por su parte, reconoció el derecho de Piña a oponerse a la reforma, pero subrayó que la Suprema Corte está llena de corrupción. “Urge limpiarlo”, aseguró el presidente, quien enfatizó que México necesita un sistema judicial honesto y eficaz para proteger a los ciudadanos. Según López Obrador, el Poder Judicial está “podrido” y ha sido un lugar donde se han gestado negocios ilícitos, incluyendo el involucramiento de empresarios, banqueros y medios de comunicación.
El presidente destacó que la reforma al Poder Judicial tiene como objetivo eliminar la corrupción y restaurar la legalidad, tal como se ha hecho con el Poder Ejecutivo. AMLO señaló que, a diferencia de administraciones anteriores, su gobierno ha avanzado en la lucha contra la corrupción y ha demostrado que el sistema puede funcionar correctamente.
“No se va a destruir nada, al contrario”, reiteró AMLO, utilizando el ejemplo de cómo su administración ha manejado el Poder Ejecutivo para justificar su punto. Según el presidente, la reforma busca mantener un sistema judicial funcional y libre de corrupción, en lugar de desmantelar lo que ya existe.
Así, la disputa sobre la reforma al Poder Judicial sigue en pie, con el presidente defendiendo su propuesta de limpieza y los opositores pidiendo un enfoque más dialogante y menos radical. El futuro de la reforma dependerá de cómo se resuelvan estas tensiones y se logre un consenso entre las distintas partes involucradas.