Por Juan Pablo Ojeda
En una emotiva ceremonia que marcó el cierre de su mandato, el presidente Andrés Manuel López Obrador se despidió del pueblo mexicano con su último “grito” de independencia, celebrado en un Zócalo que, como era de esperarse, estuvo lleno de ciudadanos que esperaron bajo la lluvia.
A las 11:00 de la noche del 15 de septiembre, el presidente López Obrador subió al balcón presidencial de Palacio Nacional acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, para dirigir su último “grito” de independencia. El mandatario, visiblemente emocionado, proclamó: “¡Viva José María Morelos y Pavón! ¡Viva Vicente Guerrero! ¡Viva las heroínas y los héroes anónimos! ¡Viva la libertad! ¡Viva la igualdad! ¡Viva la justicia! ¡Viva la democracia! ¡Viva nuestra soberanía! ¡Viva la fraternidad universal!”
López Obrador también incluyó en su discurso un fervoroso llamado a la lucha contra los problemas sociales y políticos que han marcado su administración: “Mexicanas, mexicanos, ¡Que muera la corrupción! ¡Muera la avaricia! ¡Muera el racismo! ¡Muera la discriminación! ¡Que viva el amor! ¡Vivan los trabajadores mexicanos, que son de los mejores del mundo! ¡Vivan nuestros hermanos migrantes! ¡Vivan los pueblos indígenas! ¡Viva la grandeza cultural de México! ¡Vivan todas y todos los mexicanos! ¡Viva la cuarta transformación! ¡Viva México, viva México, viva México!”
Este “grito” de independencia, el sexto y último de López Obrador como presidente, tuvo lugar en un contexto político complejo. Apenas unas horas antes, se había promulgado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) una polémica reforma al Poder Judicial, tras una intensa jornada legislativa que incluyó paros, bloqueos y una irrupción en la Cámara de Senadores.
El presidente Obrador cerró su mandato con una alta aprobación, alcanzando un 60.7% según la encuesta Mitofsky, una de las más altas en la historia reciente de México. Su sucesora, Claudia Sheinbaum, a quien le corresponderá tomar las riendas del país a partir del 1 de octubre, tendrá el desafío de mantener o superar este porcentaje de aprobación en su gestión.
La noche de ayer no solo fue un cierre simbólico para López Obrador, sino también un momento de transición política crucial para México, marcado por el entusiasmo y la expectativa de cara al inicio de una nueva administración.