CDMX a 28 de febrero, 2024.- En un contexto donde la violencia y la seguridad siguen siendo temas centrales en la agenda política de México, las recientes declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sobre la situación de homicidios en el país han generado un amplio debate. Al comparar los índices de violencia entre Guanajuato y Chiapas, el mandatario minimizó la situación en el sur, señalando que «no se compara con Guanajuato», una entidad que lidera las cifras de homicidios dolosos en el país.
La administración de López Obrador ha sido marcada por un enfoque de «abrazos, no balazos», una estrategia de seguridad que busca atender las causas raíz de la violencia, como la pobreza y la falta de oportunidades, en lugar de enfocarse únicamente en el combate frontal a los grupos criminales.
Sin embargo, esta política ha sido objeto de críticas, especialmente ante el incremento de delitos como homicidio doloso, extorsión y violación durante su gobierno.
A pesar de las críticas, el presidente ha defendido su estrategia, argumentando que se ha logrado una disminución en la cifra de homicidios a nivel nacional, con días en los que el promedio de asesinatos ha sido significativamente menor al promedio diario.
No obstante, especialistas en seguridad y críticos de la administración señalan que aún queda un largo camino por recorrer para pacificar el país, y que la disminución de ciertos índices no necesariamente implica una mejora en la seguridad general.
La controversia también se extiende al plan de seguridad de AMLO, que incluye la creación de la Guardia Nacional, una corporación integrada por militares y policías civiles. Mientras algunos ven en esta medida una necesaria adaptación a las circunstancias actuales del país, otros advierten sobre los riesgos de militarizar la seguridad pública y los posibles abusos que esto podría conllevar.