Por Juan Pablo Ojeda
Este 1 de octubre, el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador fue recibido en el Palacio Legislativo de San Lázaro entre aplausos, consignas y vítores, minutos antes de entregar la banda presidencial a Claudia Sheinbaum Pardo. Este evento marcó un hito en la historia política de México, consolidando la transición de poder en un ambiente de emoción y simbolismo.
A poco de las 11:00 horas, López Obrador llegó al Congreso acompañado de su esposa, la escritora Beatriz Gutiérrez Müller. Tras varios minutos de saludos y fotografías con los asistentes, el originario de Tabasco tomó su lugar en la Mesa Directiva, donde ya estaban presentes varias figuras políticas clave.
Sin embargo, su última aparición pública no estuvo exenta de controversia. A pesar del ambiente festivo, la jornada se vio empañada por acciones que no fueron bien recibidas por un sector de la población, lo que generó críticas y debates en redes sociales. Esta situación ha puesto de relieve las divisiones que persisten en el país, a pesar del cambio en la presidencia.
La entrega de la banda presidencial a Sheinbaum representa no solo un cambio de administración, sino también un momento de reflexión sobre los logros y desafíos del gobierno de López Obrador. Mientras que sus seguidores celebran sus políticas y su estilo de liderazgo, otros cuestionan el legado que deja y las decisiones tomadas durante su mandato.