En un nuevo capítulo de tensiones políticas, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, revivió la polémica en torno a una llamada telefónica grabada ilegalmente durante la administración de Vicente Fox Quesada. En esta llamada, la entonces coordinadora parlamentaria del PRI, Elba Esther Gordillo, dialogaba con el empresario Roberto Hernández, dueño de Banamex, sobre una supuesta «agenda neoliberal» para impulsar reformas económicas y fiscales en México.
Durante su conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional, López Obrador cuestionó la naturaleza de los acuerdos discutidos en la llamada, lamentando que no se abordaran temas cruciales para el país como la corrupción o la creación de empleos.
«No hay nada aquí acerca de los problemas de México, mucho menos sobre el problema grave de la corrupción o de impulsar actividades productivas para generar empleos», reprochó el mandatario.
La llamada, que ha sido reproducida en diversos libros, incluyendo el del propio López Obrador titulado «Gracias», revela cómo Gordillo mantenía reuniones con prominentes empresarios mexicanos como Carlos Slim, Alfredo Harp Helú, y Federico Reyes Heroles, entre otros. Sin embargo, el propósito específico de estas reuniones no quedó claro, aunque se presume que se discutían iniciativas legislativas que podrían beneficiar a estos sectores.
En la conversación, Elba Esther Gordillo menciona haberse reunido con Francisco Barrio y otros actores para discutir sobre temas hacendarios y la polémica reforma energética, temas que, según el empresario Hernández, eran cruciales debido a las lecciones que se podrían extraer de la situación en Europa, especialmente en términos de reformas laborales y fiscales.
El presidente López Obrador utilizó esta grabación como evidencia de lo que él describe como la captura del gobierno por intereses privados durante administraciones pasadas, señalando el contraste con su enfoque de gobierno, el cual insiste en la lucha contra la corrupción y la promoción de políticas económicas y sociales que beneficien directamente a la población.
La controversia suscitada por esta llamada resalta las divisiones políticas y la percepción pública sobre la influencia de los grandes intereses económicos en las decisiones legislativas y gubernamentales del país. Mientras algunos defienden estos acercamientos como parte del diálogo necesario entre sectores públicos y privados, otros los condenan como una muestra de la opacidad y falta de transparencia en el proceso político mexicano.
El futuro impacto político de estas revelaciones aún está por determinarse, pero sin duda alimentará el debate sobre la reforma política y la necesidad de una mayor rendición de cuentas en el gobierno mexicano.