Por Juan Pablo Ojeda
El presidente Andrés Manuel López Obrador evitó abordar directamente las declaraciones del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, quien expresó su preocupación de que la reciente reforma al Poder Judicial podría afectar las relaciones bilaterales entre ambos países. Durante su conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional, López Obrador optó por mantenerse en silencio sobre el tema, alegando que “uno es dueño de su silencio” y que ya se ha discutido el asunto previamente.
“Ya hablamos con Ken Salazar en su momento, está muy claro, ya se entendió”, afirmó el presidente, sugiriendo que la conversación con el diplomático estadounidense había cerrado el tema. López Obrador no ofreció una respuesta directa a las críticas del embajador, que en una conferencia de prensa anterior había señalado que la reforma podría traer “muchísimo daño” a la relación entre México y Estados Unidos si no se implementa de manera adecuada.
Salazar había subrayado que las reformas deben fortalecer la Corte, pero advirtió que, si no se realizan correctamente, podrían perjudicar las relaciones entre los dos países. “No lo digo yo nada más como embajador, eso lo digo yo por todas las preocupaciones que me están llegando de gente que de veras quiere lo mejor para México y Estados Unidos”, comentó el embajador.
En respuesta, López Obrador minimizó las preocupaciones, asegurando que con la aprobación de la reforma “no pasa absolutamente nada”. Defendió a México como un destino atractivo para la inversión, citando la mano de obra calificada y una extensa frontera con el mercado más grande del mundo como ventajas significativas. Además, destacó que México ha superado a China y Canadá para convertirse en el principal socio comercial de Estados Unidos en el presente sexenio.
El presidente también recordó que México es un país independiente y soberano, insinuando que las preocupaciones de los inversionistas y de la Embajada de Canadá también deberían tomarse en cuenta en su debido contexto. La reforma al Poder Judicial, que incluye la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte, ha suscitado inquietud entre los inversionistas y políticos en ambos países, generando volatilidad en el tipo de cambio y preocupaciones sobre la inversión extranjera.