Por Juan Pablo Ojeda
En la última conferencia matutina en Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador se dirigió a un tema candente: la protesta sin precedentes de los trabajadores de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). López Obrador no se anduvo con rodeos y afirmó que los trabajadores están equivocados por manifestarse de esa manera. El presidente dejó claro que, aunque el debate sobre la reforma al Poder Judicial es esencial para la limpieza de la vida pública, debe llevarse a cabo de forma pacífica y argumentada, sin caer en la confrontación “grosera” o “majadera”.
El conflicto estalló cuando los trabajadores de la SCJN decidieron plantarse frente a los ministros para expresar su rechazo a la reforma al Poder Judicial que el presidente está impulsando en el Congreso. Con carteles en mano, las consignas eran contundentes: “SCJN rechaza la reforma al Poder Judicial” y “El juez imparcial es de carrera judicial”. La protesta incluyó mensajes directos a los ministros, como las cartulinas que decían “juraron servir al pueblo, no al Ejecutivo”, colocadas en las oficinas privadas de las ministras Yasmin Esquivel y Lenia Batres.
La situación escaló al punto de que los ministros decidieron suspender la sesión del Máximo Tribunal en solidaridad con los trabajadores que llevan una semana en paro. La ministra presidenta, Norma Piña, propuso la suspensión de la sesión para mostrar apoyo a la solicitud de los trabajadores y mantener la cohesión dentro del Poder Judicial. Ocho ministros, incluidos Piña y varios de sus colegas, votaron a favor de la propuesta, mientras que las ministras Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz se opusieron. La ministra Lenia Batres, al participar de manera virtual, no pudo emitir su voto.
Este episodio refleja una tensión creciente en torno a la reforma que el presidente López Obrador ha propuesto para el Poder Judicial. La reforma ha generado un gran debate, con la administración actual buscando cambios que, según López Obrador, son necesarios para fortalecer la transparencia y la legalidad en la justicia. Sin embargo, los trabajadores de la SCJN y algunos sectores del poder judicial han mostrado un fuerte rechazo, temiendo que estos cambios puedan afectar la independencia del Poder Judicial.
En resumen, el enfrentamiento entre el presidente y los trabajadores de la SCJN pone de relieve la intensidad del debate sobre la reforma judicial en México. López Obrador aboga por una discusión civilizada y sin insultos, mientras que la protesta en la Suprema Corte destaca las profundas divisiones y preocupaciones sobre el futuro de la justicia en el país.