Por Juan Pablo Ojeda
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha tomado la palabra para responder a las recientes críticas y preocupaciones internacionales sobre su propuesta de reforma al Poder Judicial. Los trabajadores del Poder Judicial han llevado su queja a instancias internacionales, pidiendo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), parte de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que intervenga para frenar el avance de la reforma. Según ellos, la reforma busca concentrar todo el poder en unas pocas manos y podría violar derechos humanos y tratados internacionales.
En su conferencia de prensa, López Obrador desestimó estas preocupaciones. Dijo que recurrir a la CIDH es básicamente irse a quejar a Washington, sugiriendo que no tendrá mucho impacto. Para él, las críticas no cambiarán el curso de la reforma, que sigue en marcha sin importar las solicitudes de los jueces. El presidente también aclaró que no está creando problemas diplomáticos para el próximo gobierno de Claudia Sheinbaum, que asumirá el cargo en breve. En su opinión, la mayoría del pueblo mexicano respalda la reforma y la transformación que él promueve.
López Obrador también se refirió a la petición de los jueces para que la CIDH realice una observación en México y establezca un Mecanismo Especial de Seguimiento sobre la reforma. El presidente reiteró que, aunque todos tienen derecho a expresar sus opiniones en una democracia, la mayoría del pueblo quiere que la reforma siga adelante.
En resumen, mientras los jueces buscan apoyo internacional para detener la reforma judicial, López Obrador se mantiene firme en su posición, argumentando que las críticas externas no detendrán los cambios que él considera necesarios para la transformación del país.
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