Por Juan Pablo Ojeda
En un vibrante y simbólico Zócalo, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó su sexto informe de gobierno y, en un giro inesperado, lanzó una consulta pública al estilo AMLO sobre su controversial reforma al Poder Judicial. En una mezcla de seriedad y provocación, el mandatario quiso saber la opinión directa de la gente sobre quién debería elegir a los jueces, magistrados y ministros: ¿el pueblo o los políticos?
Durante su discurso, López Obrador destacó su propuesta de reforma que busca cambiar el proceso de selección de los altos funcionarios judiciales. Según el presidente, la idea es que el pueblo tenga la última palabra en la elección de estos cargos cruciales, en lugar de que sean designados por el presidente y el Senado. La motivación detrás de esta propuesta, argumentó, es combatir la corrupción y el influjo de la delincuencia organizada que, a su juicio, ha caracterizado al sistema judicial en México.
Con su característico estilo, López Obrador no dudó en involucrar a su audiencia en el debate. Convocó a una consulta en vivo, pidiendo a los presentes que levantaran la mano para mostrar su preferencia: ¿deberían ser elegidos los jueces y ministros por el presidente y el Senado, o por el voto popular? La respuesta fue unánime y contundente; la mayoría levantó la mano en apoyo a la elección popular.
El presidente también aprovechó la oportunidad para hacer un comentario irónico sobre las encuestas, sugiriendo que su método era más legítimo que las encuestas de Massive Caller que supuestamente favorecían a la opositora Xóchitl Gálvez. Con su humor característico, López Obrador siguió el proceso de consulta, que se convirtió en un espectáculo de apoyo popular y críticas a la actual presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que se encuentra en paro en protesta por la reforma propuesta.
López Obrador, sin dejar de lado su estilo directo, aprovechó la ocasión para enviar un mensaje a sus críticos y a los funcionarios estadounidenses que han expresado su preocupación sobre la reforma. El presidente usó el evento para demostrar el respaldo popular a su propuesta y mostrar que está dispuesto a escuchar y actuar según la voluntad del pueblo, a pesar de las críticas y preocupaciones internacionales.
En resumen, la consulta pública impulsada por AMLO en el Zócalo no solo fue un acto simbólico de democratización en la selección judicial, sino también una declaración de su compromiso con la reforma judicial y una muestra de su estilo único de involucrar al pueblo en las decisiones políticas más importantes.