CDMX a 16 de febrero, 2024.- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha lanzado una acusación contundente contra la «Marcha por Nuestra Democracia», programada para este domingo en más de 100 ciudades. Según el mandatario, lejos de ser un acto de defensa de los valores democráticos, la movilización es un intento de proteger intereses corruptos. Esta declaración se produce en un contexto de tensión política, donde la integridad de las elecciones presidenciales del 2 de junio está siendo cuestionada por la violencia del narcotráfico y las reformas propuestas por el propio presidente, que incluyen la sustitución del Instituto Nacional Electoral (INE) por un nuevo organismo.
La marcha, convocada por la alianza ‘Unid@s’ y respaldada por unas 200 agrupaciones ciudadanas, se presenta como una respuesta a los riesgos que enfrenta el voto libre en México. Los organizadores argumentan que la violencia y las reformas políticas amenazan la autonomía del proceso electoral. Sin embargo, López Obrador sostiene que detrás de la protesta se encuentran figuras como el empresario Claudio X. González y la candidata opositora Xóchitl Gálvez, apoyada por los partidos PRI y PAN, a quienes acusa de haber estado involucrados en fraudes electorales pasados.
La referencia histórica al fraude electoral de 1988, donde Cuauhtémoc Cárdenas fue presuntamente despojado de la victoria, resuena en el discurso actual sobre la democracia y la corrupción en México. Aquel evento marcó un precedente en la lucha por los derechos democráticos y eventualmente condujo a la alternancia política en el país.
El reportaje también debe considerar la larga historia de corrupción en México, que se remonta a la era postrevolucionaria y ha sido una constante en el desarrollo político del país. Este contexto histórico es esencial para comprender las acusaciones actuales y la desconfianza de la población hacia las instituciones gubernamentales.