Amazon se encuentra en el ojo del huracán luego de que la Comisión de Seguridad de los Productos de Consumo de Estados Unidos (CPSC) encontrara más de 400,000 productos defectuosos vendidos por terceros a través de su plataforma. Estos productos, que incluyen desde pijamas infantiles inflamables hasta secadoras de cabello con riesgo de electrocución, han puesto en peligro a miles de consumidores.
Según CNN, la CPSC le dio a Amazon dos opciones: retirar los productos del mercado o enfrentar consecuencias legales. Amazon ha sido criticado por no tomar medidas adecuadas para informar al público y asegurar la devolución o destrucción de los productos peligrosos, lo que ha dejado a muchos consumidores en riesgo de sufrir lesiones graves.
Entre 2018 y 2021, estos artículos defectuosos, que también incluyen detectores de monóxido de carbono defectuosos y productos de la línea Amazon Basics, se vendieron sin las debidas alertas de seguridad. En algunos casos, estos productos han causado accidentes graves, como el de una silla de oficina que se incendió, provocando quemaduras severas a un joven.
Amazon ha anunciado que planea apelar la decisión, argumentando que notificaron a los clientes y ofrecieron reembolsos tan pronto como fueron informados de los problemas de seguridad. Sin embargo, el regulador de seguridad ha determinado que estas acciones fueron insuficientes para proteger a los consumidores.
Este conflicto no solo pone en cuestión la responsabilidad de los distribuidores en la seguridad de los productos, sino también la confianza de los consumidores en las plataformas de venta en línea. Muchos asumimos que los productos a la venta han pasado por rigurosas revisiones de seguridad, pero este caso demuestra que no siempre es así.