Cuernavaca, una joya enclavada en el estado de Morelos, México, es conocida en todo el mundo como «La Ciudad de la Eterna Primavera», un título que le fue otorgado por el famoso naturalista y explorador alemán Alexander von Humboldt. A principios del siglo XIX, Humboldt emprendió un viaje de exploración científica por América Latina, y su visita a Cuernavaca dejó una huella indeleble en la historia de la ciudad.
Alexander von Humboldt, nacido en 1769, es considerado uno de los científicos más destacados de su época y un pionero en diversas disciplinas, como la geografía, la geología y la botánica. Durante su viaje a América Latina, que duró desde 1799 hasta 1804, Humboldt recopiló una gran cantidad de datos científicos y observaciones sobre la geografía, la flora y la fauna de la región. Fue en el transcurso de este viaje que llegó a Cuernavaca.
Lo que dejó asombrado a Humboldt y lo llevó a bautizar a Cuernavaca como «Ciudad de la Eterna Primavera» fue, sin lugar a dudas, su clima. La ciudad disfruta de un clima agradable y cálido durante todo el año, con temperaturas suaves que oscilan entre los 20 y 30 grados Celsius (68-86 grados Fahrenheit) en promedio. Para Humboldt, este clima perpetuo de primavera era algo excepcional y poco común en otras regiones del mundo.
El nombre que Humboldt le otorgó a Cuernavaca se ha mantenido a lo largo de los años y se ha convertido en una parte integral de la identidad de la ciudad. Es un tributo a la belleza y la amabilidad de su clima, así como a la riqueza natural que la rodea.
Hoy en día, los viajeros de todo el mundo visitan Cuernavaca para experimentar este clima único y disfrutar de los numerosos jardines, parques y actividades al aire libre que ofrece la ciudad. La huella de Alexander von Humboldt en Cuernavaca perdura como un recordatorio de la belleza y la singularidad de esta encantadora ciudad mexicana.