La gripe aviar, conocida por afectar principalmente a las aves, ha tomado un giro preocupante con la aparición de una nueva variante, denominada clado H5N1 2.3.4.4b, que desde 2020 ha comenzado a infectar a una amplia gama de mamíferos y expandirse a más regiones del mundo, incluyendo la remota Antártida. Este cambio representa un significativo aumento en el riesgo zoonótico del virus, que hasta ahora se consideraba principalmente una amenaza para las aves.
En los Estados Unidos, se han registrado brotes de esta variante de la gripe aviar en ganado vacuno de ocho estados, con un caso humano confirmado en Texas, donde un trabajador de una granja lechera contrajo el virus, presentando síntomas leves. Esta situación ha elevado la alerta en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), dado el primer caso humano reportado en el país en 2022 en Colorado, vinculado a una exposición directa con aves de corral.
Los científicos están observando con preocupación cómo el virus afecta de maneras inusuales a los mamíferos, manifestándose no como una enfermedad respiratoria común, sino a través de otros síntomas menos predecibles, lo que complica su detección y manejo. Este comportamiento atípico ha sido destacado por investigadores como Thijs Kuiken, del Centro Médico Erasmus en los Países Bajos, quien recalca la singularidad del virus en comparación con otras cepas influenzas que afectan a mamíferos.
Además, un estudio en Nueva York ha revelado la presencia de este virus en aves locales, lo que sugiere que los entornos urbanos no están exentos de los riesgos asociados con enfermedades zoonóticas. Esta variante del virus H5N1 también ha causado la muerte de lobos marinos en la costa de Argentina, lo que confirma la amenaza que representa para especies marinas y terrestres.
Ante esta situación, los expertos como Sergio Lambertucci, del INIBIOMA en Argentina, advierten sobre la necesidad de mantener una vigilancia rigurosa y de cooperación internacional para manejar esta «panzootia» que ahora amenaza con convertirse en un problema de salud pública más grave.
Se recomienda a los países afectados mantener una vigilancia constante y compartir información de manera proactiva para mitigar los impactos de esta variante del virus y prepararse ante cualquier posibilidad de que evolucione hacia una transmisión más efectiva entre humanos, aunque por ahora el riesgo se considera bajo según la Organización Mundial de la Salud (OMS).