Por Bruno Cortés
Ciudad de México.- En un discurso que combinó memoria legislativa, defensa de principios democráticos y un toque de sarcasmo que solo da la experiencia, la senadora Alejandra Barrales Magdaleno levantó la voz —y de paso, la ceja— frente a un dictamen que, de aprobarse, le daría al Ejecutivo el control de las telecomunicaciones y, más preocupante aún, de nuestras tan queridas y caóticas redes sociales.
Desde la tribuna del Senado, la vicecoordinadora del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano no escatimó en calificativos al referirse al proyecto de Ley en Materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión. Con un tono firme, pero sin perder el filo, calificó la propuesta como un «asalto a la libertad de expresión», advirtiendo que la Agencia de Transformación Digital —un nombre que suena más a startup de Silicon Valley que a órgano censor— tendría facultades para bloquear redes sociales “bajo criterios tan opacos como una neblina matutina en el Ajusco”.
El dictamen, con sus 226 páginas y sus múltiples trampas legislativas, pretende ser aprobado en fast track, lo que para Barrales significa repetir la vieja costumbre de legislar sin leer. “La mayoría ni siquiera ha leído el detalle de esta ley”, dijo, en una declaración que podría pasar por chiste si no fuera tan trágicamente cierta. En el Congreso mexicano, como en una mala novela, los capítulos importantes se aprueban a oscuras y a la carrera.
Recordó que hace más de una década presidió la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía, y lideró una reforma en la que, al menos, se simuló el diálogo. Hubo parlamento abierto, se escucharon voces diversas y se debatió a fondo. Hoy, en cambio, la propuesta nace del encierro burocrático y el ansia de control. “No es una reforma, es una emboscada legislativa”, soltó.
Uno de los puntos más alarmantes —y que haría sonrojar incluso al algoritmo más autoritario— es el artículo 109, que permitiría al nuevo órgano gubernamental bloquear redes sociales, con todo y memes incluidos. Barrales no dudó en trazar paralelismos con Venezuela y Brasil, donde leyes similares sirvieron como trampolines hacia el abismo de la censura. “Nos quieren cortar el Wi-Fi de la democracia”, ironizó.
Desde una perspectiva económica, la senadora también encendió las alertas: el sector de telecomunicaciones representa el 1.6% del PIB nacional y aportó 475 mil millones de pesos en 2023. “Y justo ahora, con la economía bailando sobre una cuerda floja, deciden empujarla con una bota mal calzada de autoritarismo digital”.
Movimiento Ciudadano, dijo, votará en contra. Y no solo porque se oponga a la censura, sino porque el proyecto carece de lo mínimo exigible en una democracia: transparencia, participación ciudadana y discusión pública real. “No podemos permitir que un órgano administrativo decida lo que vemos, lo que leemos y lo que compartimos”.
La batalla apenas comienza, pero Barrales dejó claro que la bancada naranja no piensa callarse ni dejar que silencien al país. Porque si algo queda claro en este episodio, es que cuando las redes tiemblan, también tiembla el poder.