Por: José Alberto Márquez Salazar
La política sirve para acercar a gobernantes y gobernados, para generar consensos y encontrar las mejores formas de gobernabilidad. La administración de la alcaldía en Cuauhtémoc necesita entender que para avanzar es necesario tener como aliados a las personas “no partidistas”, de otra forma se irán perdiendo sus supuestas buenas intenciones.
CDMX, 23 de febrero del 2023.- Quizá como nunca en su historia, la vida pública en la demarcación de Cuauhtémoc presencia un gran enfrentamiento entre las fuerzas políticas de oposición (el Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, especialmente) contra la administración pública (supuesta representante de los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Revolucionario Institucional). Desafortunadamente son las personas vecinas las que ya experimentamos los desajustes que esto provoca.
La elección del año de 2021 no fue sencilla para los electores en la alcaldía Cuauhtémoc: la mayoría de las personas candidatas tenían desprestigio, poco reconocimiento o bajo trabajo territorial (muchos destacados en redes sociales, pero desconocidos en la comunidad). Para la titularidad de la Alcaldía la decisión se tornó complicada: Marco Rascón, un luchador social con el apoyo del Movimiento Ciudadano (MC) de baja capacidad de movilización; Dolores Padierna, una ex delegada, con pésimos antecedentes, que propició el deterioro de la demarcación, por el Morena; y, finalmente, una desconocida Sandra Cuevas, impulsada por el senador, ex delegado, Ricardo Monreal, bajo las siglas de “Va por México”. La abstención era una desventaja.
El 1 de octubre del 2021, Sandra Cuevas, celebró -con alfombra roja incluida- su asunción como titular de la alcaldía. La pregunta: ¿De dónde obtuvo recursos para esa espectacular toma del poder? ¿Quién la financió?
Lo que muchas personas temían se verificó en las acciones de la alcaldesa: deficiente conocimiento de la función pública y de las leyes; ofensas y hostigamiento a quienes se atrevían a cuestionarla; uso arbitrario del poder; promoción de acciones y obras sin consultar a vecinos y comerciantes. En fin, las acciones de las que ya están fastidiadas las personas.
¿Quién podía detener a la empoderada alcaldesa en Cuauhtémoc? Muchos de los vecinos, que desde hace décadas hacen labor en la demarcación, buscaron a los presidentes de los partidos políticos que la apoyaron para que atendieran lo que estaba sucediendo. No fueron escuchados. Por el contrario, éstos ratificaron su apoyo a la funcionaria.
La historia no es solamente bicolor. Desde la derrota electoral, desde que la mayoría de los vecinos le dijimos NO al grupo Padierna/Bejarano, estos intentaron invalidar la elección y desestabilizar al gobierno de la alcaldesa promoviendo en el Congreso de la Ciudad de México un “juicio político”. Día con día, en las redes sociales y en la calle, los activistas se encargan de ofenderla y de movilizar a sus grupos clientelares para poner trabas al ejercicio de gobierno.
Por supuesto, si en la Alcaldía hubiera un gobierno centrado, ubicado, conocedor, que sumara a los vecinos que votaron para que Dolores Padierna no gobernara, la balanza estaría equilibrada. Pero no, tenemos a una alcaldesa que cae a la menor provocación y que se ha convertido en la gran provocadora.
¿Gobierna la alcaldesa a favor de las personas o es solamente un instrumento político desde el Senado de la República, un frente de batalla, para las negociaciones rumbo al año de 2024? ¿Gobierna con objetivos claros y contundentes para demostrar otra forma de ejercicio de gobierno o solamente es una provocadora?
Desde hace unas semanas, el uso del espacio público ubicado en la Alameda de Santa María la Ribera fue otro escenario de la confrontación entre la alcaldía, unos vecinos contra unos vecinos, activistas del Morena, y el sonidero “Sincelejo”. Intento diseccionar bien a los participantes para no caer en la simpleza.
La Constitución Política de la Ciudad de México define el derecho de las personas al espacio público en su Artículo 13:
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- Los espacios públicos son bienes comunes. Tienen una función política, social, educativa, cultural, lúdica y recreativa. Las personas tienen derecho a usar, disfrutar y aprovechar todos los espacios públicos para la convivencia pacífica y el ejercicio de las libertades políticas y sociales reconocidas por esta Constitución, de conformidad con lo previsto por la ley.
Y, entre unos de sus objetivos se encuentra:
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- c) Fortalecer el tejido social, a través de su uso, disfrute y aprovechamiento bajo condiciones dignas, seguras, asequible, de inclusión, libre accesibilidad, circulación y traslación
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Por lo que:
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- Las autoridades de la Ciudad garantizarán el carácter colectivo, comunitario y participativo de los espacios públicos y promoverán su creación y regeneración en condiciones de calidad, de igualdad, de inclusión, accesibilidad y diseño universal, así como de apertura y de seguridad que favorezcan la construcción de la ciudadanía y eviten su privatización.
Después de que la alcaldesa trasladó su lugar de habitación a la Santa María la Ribera, descubrió las actividades de un grupo de personas que durante los fines de semana ocupan el espacio público para bailar. Y, también, advirtió que los sonidos eran muy altos. Utilizando las demandas ciudadanas por la contaminación auditiva, promovió el retiro de los “sonideros”. “No más ruido”, señaló.
(Este 21 de febrero, un medio de comunicación publicó en su portal: “Grupo Fórmula visitó la alcaldía Cuauhtémoc para solicitar el número de quejas que existen sin una respuesta clara hasta el momento”).
Como respuesta, un grupo de personas se presentaron a las puertas del edifico, donde se supone que vive la alcaldesa, para manifestarse y se enfrentaron con funcionarios de la alcaldía.
El grupo de personas que hacen uso del espacio público en la Alameda de la Santa María la Ribera tiene mucho tiempo y el alto volumen de los sonidos altera a una parte de los vecinos de alrededor. Cabe recordar que ya en otras ocasiones han firmado acuerdos con las autoridades para que el nivel de decibeles sea el reglamentado.
En ese espacio público, ¿se está disputando el orden y convivencia de éste o simplemente estamos viendo el enfrentamiento de fuerzas políticas?
¿No hubiese bastado que la alcaldía llamara a los ocupantes del espacio y estableciera, nuevamente, reglas de convivencia? ¿Por qué se actuó contra el “sonido” solamente cuando la alcaldesa fue a vivir en el entorno? ¿No sirven la política y la negociación?
Los habitantes de la alcaldía Cuauhtémoc no podemos permitir que los grupos de la familia Padierna/Bejarano continúen provocando y generando conflictos (Morena) debe observar que el regreso al pasado no es adecuado), pero tampoco podemos dejar pasar a una alcaldesa que, lejos de generar convivencia, diálogo, consenso y trabajo con la comunidad, altere la vida cotidiana y genere más enfrentamientos.
Aunque es prematuro escribir sobre ello, es necesario que la persona que tome la dirección de la Alcaldía en el año de 2024 entienda la necesidad de gobernar con la política, convocando a su proyecto de gobierno a afines y a contrarios. La política sirve para eso.
En la Santa María la Ribera no se debate el espacio público y la convivencia, solamente, se debate la apropiación de un espacio político/simbólico con la mira puesta en el año de 2024. No hay que caer en la trampa.
La alcaldía en Cuauhtémoc necesita un gobierno que consense, que convoque y camine con los vecinos -al margen del color partidista. No es difícil. Ojalá en la elección del año 2024 los electores de la demarcación votemos con esa conciencia.