Por Juan Pablo Ojeda
Este lunes, el icónico actor francés Alain Delon recibió el último adiós en una ceremonia privada que tuvo lugar en su mansión de Douchy, un idílico retiro en el departamento de Loiret, a unos 130 kilómetros al sur de París. A los 88 años, Delon, conocido por su enigmática presencia en clásicos del cine como Gatopardo y El samurái, fue enterrado en su propiedad en un acto que respetó sus últimos deseos: ser inhumado «como todo el mundo» y junto a sus queridos perros.
La ceremonia, lejos del bullicio y el resplandor que solían acompañar a Delon en su vida pública, fue oficiada por el exobispo Jean-Michel Di Falco y asistida por una pequeña congregación de familiares y amigos cercanos. Entre los presentes estaban sus tres hijos—Anthony, Anouchka y Alain-Fabien—junto a la madre de estos, la modelo neerlandesa Rosalie van Breemen, y las dos hijas de Anthony, Loup y Liv. También se unieron al homenaje las actrices Nicole Calfan y Géraldine Danon, el productor Alain Terzian y Paul Belmondo, hijo del actor Jean-Paul Belmondo, quien fue tanto rival como amigo en la pantalla.
El deseo de Delon de evitar grandes homenajes nacionales, similares a los que se ofrecieron a figuras como Charles Aznavour o Jean-Paul Belmondo, fue cumplido a rajatabla. El actor había manifestado en una entrevista de 2018 que prefería ser enterrado «como todo el mundo», sin los grandes honores que suelen reservarse para los grandes nombres del arte y la cultura. En lugar de una ceremonia pública, se construyó una pequeña capilla en su propiedad para el evento.
Delon había dispuesto que sus restos reposaran cerca de donde están enterrados aproximadamente 35 de sus perros, y había solicitado que su último compañero, un pastor belga malinois llamado Loubo, fuera sacrificado para ser enterrado junto a él. Sin embargo, este último deseo no se cumplió, según la fundación protectora de animales de Brigitte Bardot.
Previo al funeral, los hijos de Delon se dirigieron a los admiradores congregados frente a la propiedad para agradecerles su apoyo. Conmovidos, Anthony y Alain-Fabien Delon expresaron su gratitud entre los ramos de flores y mensajes depositados por los fans del actor.
El ambiente en torno al funeral se mantuvo estrictamente privado. Se solicitó a los invitados que entregaran sus teléfonos móviles al ingresar y se dispuso una vigilancia de aproximadamente 80 policías para mantener el orden y controlar el acceso, ante la esperada presencia de seguidores del fallecido actor.
Entre las ausencias notables estuvo Hiromi Rollin, la cuidadora y compañera de Delon en sus últimos días, quien fue excluida de las ceremonias tras protagonizar una disputa pública con los hijos del actor.
El final de esta ceremonia marca el cierre de una era para el cine francés, dejando a los admiradores y a la industria cinematográfica en general para reflexionar sobre el legado de uno de sus más grandes íconos.