La pérdida de un diente no solo altera la sonrisa, sino que también complica la alimentación y la nutrición general, desencadenando una serie de problemas de salud. Sin embargo, un grupo de científicos japoneses del Hospital Kitano en Osaka ha dado un paso gigante hacia la solución definitiva de este problema con un tratamiento revolucionario que podría permitir la regeneración de dientes perdidos.
Después de un año de exitosas pruebas en animales, los investigadores están listos para comenzar ensayos clínicos en humanos en el Hospital Universitario de Kioto. A partir de septiembre de 2024, treinta hombres entre 30 y 64 años, que hayan perdido al menos un diente, participarán en esta investigación pionera.
El tratamiento, que se administra por vía intravenosa, ha mostrado resultados alentadores en animales, restaurando completamente la dentadura en casos de pérdida accidental y deficiencias congénitas. Los ensayos se dividirán en dos fases: la primera buscará confirmar la seguridad del medicamento en sujetos sanos, y la segunda se enfocará en pacientes con deficiencia dental congénita, especialmente en niños entre 2 y 7 años que hayan perdido múltiples dientes desde su nacimiento.
El Dr. Katsu Takahashi, líder del estudio y especialista en odontología y cirugía oral, señala que aunque aún no existe un tratamiento que ofrezca una cura permanente para la pérdida de dientes, las expectativas hacia este nuevo enfoque son muy altas.
El corazón de este avance radica en el anticuerpo USAG-1, que bloquea un gen implicado en la supresión del desarrollo dental. La investigación ha identificado una forma de inhibir la acción de este gen sobre ciertas moléculas sin afectar otras, permitiendo así el crecimiento de nuevos dientes sin efectos secundarios significativos.
Las pruebas también se han realizado en hurones, que tienen patrones dentales similares a los humanos, donde una sola dosis del anticuerpo resultó en la generación de un diente completo. El equipo planea extender estas pruebas a otros mamíferos como cerdos y perros, para evaluar más ampliamente la seguridad y eficacia del tratamiento antes de su aplicación en humanos.
Este descubrimiento no solo podría transformar la odontología eliminando la dependencia de prótesis e implantes, sino que también promete mejorar significativamente la calidad de vida de millones de personas que enfrentan la pérdida de dientes.