Con la cuenta regresiva para los Juegos Olímpicos de París 2024 llegando a los últimos 100 días, el entusiasmo en la capital francesa parece estar en un nivel sorprendentemente bajo. Una reciente encuesta revela que poco más de un tercio de los franceses está realmente emocionado por la celebración del evento deportivo más importante del mundo, que dará inicio el 26 de julio. Mientras algunos ciudadanos de París expresan preocupaciones por la congestión del tráfico y los riesgos de seguridad, otros planifican estrategias para evitar la ciudad durante los Juegos.
La directora de consultoría Carole Gabriel-Jullien, de 57 años, residente en los suburbios, comparte su estrategia de trabajar desde casa durante el evento, citando la preocupación por el caos que las multitudes adicionales podrían traer a su rutina diaria. En contraste, Inna, una jubilada de 87 años, ha decidido escapar al sur de Francia huyendo no solo de las molestias cotidianas sino también por miedo a posibles amenazas de seguridad, exacerbadas por conflictos internacionales y el temor a ataques terroristas.
No obstante, no todos los parisinos se sienten desalentados. Jacques Etoundi, de 55 años y empleado en logística, ve los Juegos como una «oportunidad» para Francia y expresa su entusiasmo por participar en las festividades. A pesar de las divisiones de opinión, los preparativos continúan, con la ciudad enfrentándose a extensas obras y renovaciones que buscan mejorar la infraestructura pero que, al mismo tiempo, han incrementado la congestión y el descontento entre los residentes.
Mientras algunos parisinos buscan refugio fuera de la ciudad o adaptan sus rutinas para evitar el bullicio, otros esperan con ansias la llegada de los atletas y turistas. Esta división de opiniones pone de manifiesto los desafíos y las oportunidades que los grandes eventos internacionales pueden representar para las ciudades anfitrionas.