El Día Internacional de la Mujer, celebrado cada 8 de marzo, es mucho más que una fecha en el calendario. Es un día para reflexionar sobre la lucha histórica de las mujeres por la igualdad, la justicia y los derechos humanos. Sin embargo, persiste una confusión sobre cómo abordar esta jornada. Activistas y colectivos feministas han hecho un llamado claro: no felicitar, sino conmemorar.
¿Por qué no felicitar a las mujeres?
Felicitar a las mujeres el 8 de marzo trivializa la profundidad de una lucha que ha costado generaciones de esfuerzo. Esta fecha no se trata de halagar a las mujeres por cualidades percibidas como «lindas» o «tiernas», sino de recordar los desafíos que enfrentan y alzar la voz por las desigualdades que persisten. Es como si el 2 de octubre, un día crucial para la lucha estudiantil en México, se utilizara para celebrar y no para reflexionar.
El llamado de los colectivos es contundente: no flores, no chocolates, no felicitaciones. En su lugar, recomiendan enfocarse en difundir los derechos de las mujeres, cuestionar las estructuras de desigualdad y apoyar los movimientos feministas.
Orígenes del 8 de marzo
La conmemoración tiene sus raíces en la lucha de las trabajadoras de una fábrica textil en Nueva York en 1908, donde 140 mujeres fallecieron en un incendio mientras protestaban por mejores condiciones laborales. Décadas después, las Naciones Unidas reconocieron oficialmente esta fecha en 1975, marcándola como un símbolo universal de la lucha por la igualdad de género.
La lucha sigue vigente
A pesar de los logros alcanzados, las cifras de violencia feminicida, desigualdad salarial y agresiones sexuales demuestran que la batalla está lejos de terminar. Este día es una oportunidad para exigir a los gobiernos el cumplimiento de los compromisos internacionales de derechos humanos y para reconocer el esfuerzo de las mujeres que trabajan incansablemente en todos los ámbitos, desde el hogar hasta la política.
Más allá del simbolismo
El verdadero significado del Día Internacional de la Mujer radica en tomar conciencia de la posición que las mujeres ocupan en cada país, cada ciudad y cada comunidad. Es un día para reflexionar sobre cómo cada uno puede contribuir a cerrar las brechas de desigualdad y cómo las generaciones futuras pueden heredar un mundo más equitativo.