Por Bruno Cortés
En el corazón de la política mexicana, se están moviendo piezas que podrían cambiar el tablero de la democracia. El diputado Rubén Moreira Valdez, líder del grupo del PRI en el Congreso, ha alzado la voz contra una reforma reciente promovida por el partido Morena que, según él, pone en riesgo la independencia del Poder Judicial. En un comunicado donde se sienta a platicar “Con Peras, Manzanas y Naranjas”, Moreira dejó claro que esta reforma no solo es un capricho del gobierno, sino que, a su juicio, erosiona principios fundamentales de nuestra Constitución de 1917, como la separación de poderes.
La cuestión es que, en cuestión de horas, los congresos estatales dieron el visto bueno a esta reforma, dejando a muchos con la sensación de que no se hizo un análisis serio ni se permitió un debate profundo. Esto genera inquietud sobre cómo se están tomando decisiones que afectan a todos. Moreira, acompañado por el economista Mario Di Costanzo y el diputado local Marco Antonio Mendoza Bustamante, señaló que esta situación es un retroceso democrático.
Lo más preocupante es que esta reforma, según Moreira, se siente como un intento de amoldar al Poder Judicial a los intereses del gobierno en turno, un movimiento que podría eliminar el control de constitucionalidad y los mecanismos de revisión que protegen a la ciudadanía. Mendoza añadió que este tipo de cambios abren la puerta a un sistema más centralizado que podría terminar pareciéndose a una monarquía, aunque con un disfraz de democracia. Y eso no es un buen augurio para el futuro del país.
Di Costanzo también compartió su inquietud, afirmando que con esta reforma se abren las puertas a cambios potencialmente peligrosos, como la posibilidad de que el gobierno tome decisiones sobre las reservas internacionales del Banco de México o sobre los fondos de ahorro para el retiro. En tiempos donde la estabilidad económica es fundamental, esto suena a una jugada arriesgada.
Así, la preocupación va más allá de las palabras; se trata de la estructura misma de nuestra democracia y de cómo las decisiones que se toman en el Congreso pueden tener un impacto directo en la vida cotidiana de todos los mexicanos. Al final, lo que está en juego es la forma en que se maneja el poder y la protección de nuestros derechos. La pregunta ahora es: ¿hasta dónde llegarán estas reformas y qué significa realmente para el futuro de la política en México?