El recién electo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, planea llevar el sueño de Elon Musk de colonizar Marte a otro nivel. Según fuentes cercanas al equipo de transición, la administración de Trump dará un fuerte giro al programa espacial de la NASA, redirigiendo esfuerzos y recursos hacia misiones a Marte y otorgando a SpaceX, la empresa de Musk, un papel protagónico en este ambicioso plan.
Desde su creación en 2019, el programa Artemis de la NASA se ha enfocado en enviar astronautas a la Luna como un campo de pruebas para futuras misiones marcianas. Sin embargo, el regreso de Trump a la Casa Blanca podría cambiar el enfoque lunar a uno marciano, con la meta de lanzar misiones no tripuladas a Marte antes de que termine esta década. Musk, quien ha sido un firme partidario de Trump, incluso llegando a donar 119 millones de dólares a su campaña, podría ver en esta política un impulso decisivo para realizar su sueño de establecer una colonia en Marte.
Marte: una meta arriesgada y costosa
Con una camiseta que decía “Ocupemos Marte”, Musk dejó clara su visión durante un mitin de Trump en octubre, donde se perfiló una nueva política espacial. Para lograr esta meta, Trump y sus asesores están considerando reformar las regulaciones en torno a los lanzamientos espaciales privados, lo que podría facilitar el desarrollo de Starship, la nave insignia de SpaceX.
No obstante, el camino a Marte presenta desafíos. Apuntar a Marte con naves diseñadas para astronautas es un proyecto ambicioso, pero también arriesgado y extremadamente costoso. Además, en el horizonte se vislumbran cambios en la NASA, como la posible cancelación de su único cohete, el Space Launch System (SLS), cuya fabricación a cargo de Boeing y Northrop Grumman ha sido criticada por su alto costo. La cancelación de este proyecto, sin embargo, no sería sencilla y podría tener consecuencias laborales y estratégicas para Estados Unidos.
El papel de SpaceX en la nueva agenda espacial
El programa Artemis, lanzado originalmente por Trump, fue una de las pocas iniciativas que continuaron bajo la administración de Biden. Ahora, sus asesores espaciales buscan renovarlo, apostando por una mayor participación del sector privado y otorgando a SpaceX un rol central en la exploración marciana.
Pese a las ambiciones de Musk de poner una nave en Marte en 2026 y realizar una misión tripulada cuatro años después, muchos expertos consideran que este calendario es demasiado optimista. Scott Pace, exdirector de política espacial durante el primer mandato de Trump, destacó que una misión a Marte podría realizarse con una nave no tripulada, aunque una misión tripulada aún está lejos de concretarse.
La próxima administración de Trump plantea cambios que podrían marcar una nueva era en la política espacial de Estados Unidos, donde el camino hacia Marte pasa por alianzas con el sector privado y la visión de Elon Musk.