Por Juan Pablo Ojeda
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo respondió con una postura fría y sin mostrar apoyo ni rechazo a la reelección de Rosario Piedra Ibarra como titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). En su conferencia matutina, Sheinbaum se limitó a comentar que la decisión tomada por el Senado el día anterior “es una decisión del Senado” y no ofreció detalles ni reconocimientos sobre el proceso o la reelección misma. La mandataria agregó escuetamente: “Y hasta ahí”, evitando profundizar en un tema que ha generado controversia en diversos sectores políticos y de la sociedad civil.
La reelección de Rosario Piedra, quien asumió la presidencia de la CNDH en 2019, ha sido una de las decisiones más controvertidas de la actual administración, especialmente debido a las críticas de organizaciones civiles y defensores de derechos humanos que cuestionan su gestión y consideran que su liderazgo ha debilitado la autonomía de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Piedra fue reelegida en una sesión extensa en el Senado, que incluyó varios recesos y dificultades para convencer a algunos legisladores del oficialismo que se oponían a su reelección.
En medio de la polémica, varios trascendidos indicaban que la presidenta Sheinbaum había impulsado el nombre de Nashieli Ramírez Hernández, actual presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, como la opción más idónea para ocupar el cargo a nivel nacional, debido a su mejor evaluación en los procesos de selección. Sin embargo, la decisión final recayó en la reelección de Piedra, un resultado que no fue bien recibido por todos dentro del propio partido Morena.
Algunos legisladores morenistas expresaron su inconformidad con la imposición de Rosario Piedra, argumentando que, aunque se había decidido de manera interna, se requería un cambio real en la CNDH, dada la creciente crisis de credibilidad de la institución. A pesar de estos cuestionamientos, el Senado aprobó la reelección por 87 votos a favor, todos ellos provenientes de Morena y sus aliados, mientras que los votos en contra provinieron principalmente de opositores.
La polémica se intensificó cuando se conoció que el coordinador de la bancada de Morena, Adán Augusto López Hernández, había planeado entregar boletas de votación predefinidas a los legisladores de los partidos aliados como PT y PVEM para asegurar la reelección de Piedra, lo que generó un fuerte rechazo por parte de la oposición, que denunció posibles irregularidades y una violación a la secrecía del voto. La denuncia de los legisladores de oposición logró frenar este intento y garantizar que el proceso se llevara a cabo conforme a los estándares legales.
Por su parte, las organizaciones de derechos humanos expresaron su rechazo a la reelección de Piedra, particularmente el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Prodh), que advirtió que esta decisión premiaba el debilitamiento de la CNDH, ignorando los estándares internacionales que recomiendan la no reelección de los Ombudspersons para asegurar su independencia y autonomía. Para estas organizaciones, la reelección de Piedra simboliza la continuidad de la inacción en temas clave de justicia y defensa de los derechos humanos en el país.
La decisión del Senado marca un nuevo capítulo en la relación entre el gobierno federal y las instituciones autónomas encargadas de la protección de los derechos humanos, y plantea serias dudas sobre la fortaleza institucional de la CNDH bajo el liderazgo de Rosario Piedra Ibarra.