Por Juan Pablo Ojeda
El 19 de noviembre de 1984, San Juan Ixhuatepec, conocido popularmente como San Juanico, fue el escenario de una de las tragedias industriales más devastadoras en la historia de México. La explosión ocurrida en un complejo de almacenamiento y distribución de gas de Petróleos Mexicanos (Pemex), ubicado en el municipio de Tlalnepantla, Estado de México, dejó una huella imborrable en la memoria colectiva del país.
El Infierno en la Tierra
A las 5:40 de la mañana, una fuga de gas en una de las esferas de almacenamiento de gas LP desencadenó una serie de explosiones que rápidamente se intensificaron, alcanzando temperaturas superiores a los 1000 grados Celsius. Las bolas de fuego, visibles a varios kilómetros a la redonda, arrasaron con todo a su paso, desde casas hasta comercios. La magnitud de las explosiones fue tan grande que se pudieron ver las llamas desde diversas colonias del Estado de México y del entonces Distrito Federal (hoy Ciudad de México).
A partir de las 6:45, se registraron cinco estallidos consecutivos, con intervalos de aproximadamente 10 minutos entre cada uno. Las explosiones afectaron gravemente colonias aledañas como Xalostoc, Alta Villa, Granjas de Guadalupe y Chamizal, dejando una devastación masiva en estas comunidades populares.
La Destrucción y el Caos
Los sobrevivientes de esta tragedia describen el suceso como un «infierno en la tierra». La fuerza de las explosiones destruyó cientos de viviendas, dejando a miles de personas sin hogar. Las llamas, alimentadas por el gas que seguía acumulándose en las instalaciones, no fueron controladas durante varios días, lo que dificultó los esfuerzos de rescate y el trabajo de los bomberos.
Cifras Oficiales y el Impacto Humano
Las cifras oficiales reportaron 498 muertes y más de 4,000 heridos graves. Sin embargo, las estimaciones de víctimas podrían ser mucho mayores debido al caos generado por el desastre, que dificultó la identificación de los restos humanos y la atención de los heridos. El impacto psicológico sobre las comunidades afectadas sigue siendo profundo, ya que muchos de los habitantes perdieron no solo sus hogares, sino también seres queridos.
La Negligencia en la Seguridad Industrial
La explosión de San Juanico reveló de manera alarmante la falta de regulación y planeación urbana en torno a las instalaciones industriales peligrosas. La proximidad de la planta de Pemex a las zonas residenciales, muchas de ellas habitadas por personas de bajos recursos y viviendas precarias construidas con cartón y láminas, fue un factor que contribuyó a la magnitud de la tragedia.
Este evento destapó la negligencia de las autoridades y la falta de políticas de seguridad industrial adecuadas en el país. Pemex, como responsable de las instalaciones, no cumplió con los estándares mínimos de seguridad para evitar que un accidente de tal magnitud ocurriera en una zona densamente poblada.
Consecuencias y Lecciones Aprendidas
El desastre de San Juanico llevó a la implementación de medidas preventivas en el país, aunque los expertos señalan que aún existen lagunas en las políticas de protección civil y seguridad industrial. Si bien se mejoraron los protocolos de emergencia y se introdujeron nuevas leyes para la seguridad en zonas industriales, aún persisten problemas, como la falta de infraestructura adecuada en las zonas aledañas a instalaciones de alto riesgo.
A 40 años de la tragedia, San Juanico sigue siendo un recordatorio doloroso de los riesgos asociados al manejo de materiales peligrosos. La zona ha sido reconstruida con el tiempo, pero las cicatrices físicas y emocionales de la comunidad permanecen.
El estado actual de la zona, con solo dos vías de acceso, sigue representando un riesgo en caso de una emergencia. A pesar de los avances en la seguridad, las autoridades aún no han solucionado completamente los problemas de evacuación y respuesta ante desastres, lo que pone en evidencia que hay mucho por hacer para evitar que una tragedia similar vuelva a ocurrir.
Reflexión y Conmemoración
A lo largo de los años, la tragedia de San Juanico ha dejado una lección profunda sobre la importancia de priorizar la seguridad humana por encima de los intereses económicos y políticos. En este 40 aniversario, la tragedia no solo se recuerda como un evento trágico, sino también como un llamado a la acción para mejorar la seguridad en las instalaciones industriales y evitar que la historia se repita.
Esta conmemoración es un recordatorio para el país de que debemos aprender de las tragedias del pasado y trabajar incansablemente para construir un futuro más seguro para las generaciones venideras.