Por Bruno Cortés
Rosario Piedra Ibarra acaba de ser reelegida como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en México, generando un amplio rechazo por parte de la oposición y organizaciones civiles que temen una “captura” de la institución. Con este nuevo periodo hasta 2029, el perfil de Piedra Ibarra ha encendido el debate sobre la autonomía y eficacia de la CNDH en un contexto donde el respeto a los derechos humanos sigue siendo un reto no resuelto en el país.
Una gestión bajo la sombra del gobierno
Desde que Piedra Ibarra asumió la presidencia de la CNDH, su cercanía con el gobierno de López Obrador ha sido una constante en las críticas. A lo largo de su gestión, la CNDH ha sido señalada por no actuar de manera contundente en temas críticos, especialmente aquellos que involucran a cuerpos de seguridad estatales como la Guardia Nacional y el Ejército. Para muchos, esta «proximidad» con el oficialismo ha debilitado la capacidad de la CNDH para emitir recomendaciones verdaderamente imparciales y contundentes, sugiriendo una falta de autonomía en una institución cuyo propósito es, precisamente, vigilar y proteger a la ciudadanía frente a los abusos de poder.
Un proceso de reelección con claroscuros
La forma en la que Piedra Ibarra llegó a su segundo periodo tampoco es ajena a las controversias. A pesar de recibir una de las evaluaciones más bajas entre los aspirantes, su candidatura avanzó gracias a lo que muchos ven como acuerdos políticos más que una elección basada en mérito. Durante su primer proceso de selección en 2019, se mencionaron cartas de recomendación que posteriormente se cuestionaron como apócrifas. Aunque el Senado finalmente votó a su favor, estas irregularidades generaron un fuerte malestar en el sector de derechos humanos que esperaba un proceso más limpio y transparente.
Quejas en aumento y falta de resultados concretos
Un aspecto que preocupa a la ciudadanía es el aumento de quejas en la CNDH. Durante el periodo de Piedra Ibarra, las quejas han crecido de manera considerable, pasando de 11,387 en 2020 a más de 70,000 en 2023. Para sus críticos, estas cifras reflejan una falta de respuesta efectiva a las preocupaciones de los ciudadanos. Además, varios miembros del Consejo Consultivo de la CNDH han renunciado alegando que no se les toma en cuenta y que no se han atendido sus recomendaciones. Para los defensores de derechos humanos, esto representa un retroceso en la capacidad de la CNDH de cumplir su misión y proteger a las víctimas.
Propuestas que preocupan a la sociedad civil
Quizás el aspecto más polémico de la gestión de Piedra Ibarra es su reciente propuesta de disolver la CNDH para crear una “Defensoría Nacional de los Derechos del Pueblo”. Para muchos, esta idea es vista como una amenaza a la institucionalidad de la defensa de los derechos humanos en México. Organizaciones civiles y académicos han señalado que el cambio estructural podría debilitar aún más la autonomía del organismo, ya que se presta a una potencial manipulación política y a una disminución de la capacidad de la CNDH para actuar sin influencias externas.
Una institución que pide más independencia
Las controversias en torno a Rosario Piedra Ibarra y su segundo periodo reflejan un momento crítico para la CNDH, una institución que, de acuerdo con los expertos, debe actuar como una fuerza independiente en un país donde la violación de derechos humanos continúa siendo un problema grave. Las voces críticas señalan que, en lugar de fortalecer la estructura de defensa y promoción de derechos, la presidencia de Piedra Ibarra podría estar minando la confianza en el organismo y afectando su capacidad para operar con verdadera independencia.
Reflexión y preocupación pública
La reelección de Piedra Ibarra como presidenta de la CNDH plantea preguntas difíciles sobre el futuro de los derechos humanos en México. En un país donde la independencia y autonomía de los organismos de derechos humanos son cruciales, la percepción de una CNDH «a modo» genera serias dudas sobre su eficacia y legitimidad. ¿Cómo puede la CNDH cumplir con su misión si la independencia de su presidenta está constantemente en tela de juicio?