Rachel Gunn, conocida en el mundo del breakdance como ‘Raygun’, ha anunciado su retirada de las competiciones tras sentirse «decepcionada» por las críticas recibidas después de su participación en los Juegos Olímpicos de París. La australiana, de 37 años, se convirtió en tendencia en internet debido a sus movimientos poco ortodoxos, incluyendo saltos que imitaban a un canguro, durante la competición de este verano, donde no obtuvo ningún voto de los jueces.
«Todavía hago ‘break’, pero no compito. Ya no voy a competir más«, declaró Raygun en una entrevista con la emisora 2DayFM. La bailarina admitió que prefiere bailar en el «salón de su casa junto a su pareja» antes que en una batalla, y que el nivel de escrutinio al que está sometida hace que competir sea una experiencia distinta. «La gente lo grabará, lo publicará en internet. No será la misma experiencia por todo lo que ha sucedido«, explicó.
A pesar de que su selección como representante olímpica fue cuestionada, en septiembre Raygun fue reconocida como la número uno del mundo en breakdance por la World DanceSport Federation (WDSF), el organismo rector de este y otros deportes de baile. Sin embargo, las críticas y la pérdida de control sobre cómo la gente la percibe han pesado más. «Sentí que perdí el control sobre cómo la gente me veía, quién era, quién era mi pareja, mi vida. Me sentí muy decepcionada«, confesó.
Raygun prefiere centrarse en lo positivo y en aquellos que la apoyan. «Me gusta quedarme con el lado positivo, es lo que me hace seguir adelante, la gente que me dice que les inspiré«, señaló. Además, anima a todos a disfrutar del baile sin importar las críticas. «Bailar es muy divertido y te hace sentir bien. No creo que la gente deba sentirse mal por su forma de bailar. Sal a la pista de baile y diviértete«, remarcó.
El breakdance, que debutó en los Juegos Olímpicos de París y no estará presente en Los Ángeles 2028, carece de estándares rígidos, lo que permite una gran libertad para la improvisación y la innovación. Sin embargo, esta misma libertad puede generar controversias sobre qué movimientos son aceptables en competición.