Recientemente, España vivió una tragedia climática con la muerte de al menos 70 personas en Valencia a causa de intensas lluvias e inundaciones provocadas por un fenómeno conocido como DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), también denominado “gota fría.” Este evento extremo ha planteado preguntas sobre el origen y los riesgos de la DANA, además de su posible relación con el cambio climático.
La DANA es una depresión aislada en altura, causada cuando las corrientes de aire en chorro, que normalmente fluyen rápidamente de oeste a este, se ondulan y forman meandros profundos. A veces, una parte de estas corrientes se separa, creando una burbuja de aire frío que se desplaza de manera independiente. Esto resulta en un sistema de bajas presiones que, al estar en contacto con temperaturas cálidas en el Mediterráneo, facilita la formación de lluvias torrenciales y rápidas crecidas.
Este tipo de fenómeno es más común en las costas del Mediterráneo, especialmente durante el verano y el otoño, cuando las aguas del mar están más cálidas. En Valencia, la reciente DANA causó una devastación sin precedentes, ubicándose como uno de los mayores desastres naturales en la historia reciente de España. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la DANA también se ha observado en zonas de América Latina, como en Argentina, aunque generalmente con menor intensidad.
Los estudios de la AEMET señalan que el calentamiento global está aumentando la frecuencia y severidad de estos eventos. En las últimas dos décadas, el porcentaje de eventos de lluvias intensas relacionadas con la DANA ha aumentado un 15%, lo que se atribuye al calentamiento de las aguas del Mediterráneo, que proporcionan la humedad y la energía necesarias para generar tormentas intensas.
Cambio climático y la DANA: una conexión preocupante
La Agencia Estatal de Meteorología advierte que el cambio climático podría estar intensificando los eventos de DANA. Las temperaturas del aire y del mar han aumentado en todo el mundo, y en el Mediterráneo, este calentamiento impulsa la evaporación marina, aportando más vapor de agua a la atmósfera, lo que a su vez intensifica las lluvias. “Estamos en un planeta más cálido y con más disponibilidad energética,” señala AEMET, lo que refuerza la necesidad de prestar atención a la creciente amenaza de eventos climáticos extremos.
Medidas de mitigación y adaptación
Ante el incremento de estos fenómenos, es vital reforzar la infraestructura y las estrategias de mitigación. Expertos sugieren la construcción de diques, la mejora de sistemas de drenaje y la implementación de sistemas de alerta temprana que permitan reaccionar a tiempo y reducir el impacto en las comunidades. Invertir en monitoreo climático y en educación sobre estos fenómenos resulta fundamental para preparar a las poblaciones ante la posibilidad de nuevas tormentas DANA.
El fenómeno de la DANA es un recordatorio de cómo el cambio climático puede agravar eventos naturales, y de la importancia de prepararse y adaptarse a una nueva realidad climática.