Por Bruno Cortés
Cuando alguien roba a una persona, no importa su edad, está cometiendo un delito. Sin embargo, cuando la víctima es un adulto mayor o una persona con discapacidad, las cosas cambian. ¿Por qué? Porque muchas veces, estos grupos son más vulnerables, y los daños que sufren son mucho más profundos y difíciles de reparar. Justo por eso, el diputado Ernesto Núñez Aguilar, del Partido Verde, presentó una propuesta para reformar el Código Penal Federal y aumentar las penas de robo y despojo cuando las víctimas sean personas adultas mayores o con discapacidad.
La propuesta es clara: que quienes cometen estos delitos enfrenten una pena mayor, hasta un tercio más severa, si la víctima pertenece a este grupo vulnerable. Según el legislador, la intención es que la pena sea proporcional al daño real que se causa a estas personas, que a menudo ya tienen dificultades para recuperar lo que les han robado.
Imagina que te roban tu celular o tu computadora. Aunque sea un golpe fuerte, normalmente tienes la capacidad de hacer el esfuerzo de comprar otro o reemplazar lo que te quitaron. Ahora, piensa en una persona de la tercera edad. A menudo, no tiene los recursos, la energía o las condiciones físicas para reponer lo perdido, lo que hace que el daño sea mucho más grave. Además, este robo puede afectarles mucho más que a una persona joven, porque puede comprometer su calidad de vida y, en muchos casos, su seguridad.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2018 había cerca de 15.4 millones de personas de 60 años o más en México, y más de 1.7 millones de ellos vivían solos. Además, un porcentaje alto de esta población tiene alguna discapacidad, lo que los hace más propensos a ser víctimas de delitos. Es por eso que el diputado plantea que el sistema de justicia debe adaptarse a esta realidad, considerando las dificultades adicionales que enfrentan los adultos mayores.
Pero el tema no solo es sobre la justicia punitiva. También es un tema de educación y conciencia social. Ernesto Núñez Aguilar insiste en que es necesario que las nuevas generaciones aprendan a valorar y respetar a las personas adultas mayores, a quienes les debemos gran parte de lo que tenemos hoy. El respeto hacia su patrimonio y su legado es una forma de reconocer todo lo que han construido a lo largo de su vida. “Es un acto de respeto y gratitud”, afirmó el legislador, haciendo un llamado a la solidaridad y el trabajo conjunto para proteger a los más vulnerables de la sociedad.
De aprobarse esta reforma, no solo se buscaría dar un castigo más severo a quienes cometan estos delitos, sino también generar un cambio en la forma en que la sociedad valora y protege a las personas mayores. Si algo nos ha enseñado la historia, es que los lazos familiares y comunitarios son clave para garantizar el bienestar de todos, especialmente el de quienes ya nos han dado tanto.
Así que, la próxima vez que veas a un adulto mayor, recuerda que proteger sus bienes es mucho más que un acto de justicia: es un acto de humanidad.