La violencia contra los periodistas en México vuelve a cobrar una vida. Patricia Ramírez González, conocida en el ámbito local como “Paty Bunbury”, fue asesinada a tiros en Colima el 30 de octubre, marcando el segundo caso de este tipo en el primer mes de la administración de Claudia Sheinbaum. La comunicadora, quien trabajaba en la cobertura de eventos culturales y de espectáculos, fue atacada en su negocio de comida en la colonia La Atrevida, en la capital colimense, en un incidente que ha generado condenas y exigencias de justicia por parte de organismos de protección a periodistas y colegas.
De acuerdo con informes preliminares, un hombre armado ingresó al establecimiento donde se encontraba Patricia, disparándole en múltiples ocasiones alrededor de las 14:00 horas. La Fiscalía General del Estado de Colima (FGE) informó que se ha abierto una carpeta de investigación para esclarecer los hechos y determinar responsabilidades. La FGE ha apuntado a posibles vínculos con la venta de drogas en el contexto familiar de la víctima, y aunque señaló que, hasta el momento, no hay indicios de que el ataque esté relacionado con su labor como reportera, esta violencia no ha dejado de levantar alarmas en el sector.
En el lugar, la FGE encontró estupefacientes, y la Fiscalía informó que la hermana de Patricia había sido arrestada previamente con más de 200 dosis de droga y dos armas. Sin embargo, organismos de protección a periodistas, como el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), han solicitado que la investigación se mantenga abierta a todas las posibilidades, exigiendo que se esclarezcan los hechos con “una investigación inmediata y creíble”.
La Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos y el Club de Reporteros de Colima expresaron su indignación ante el crimen y demandaron justicia. En un comunicado, solicitaron al Fiscal General del Estado, Bryan Alejandro García, realizar “los máximos esfuerzos” para esclarecer el caso y asegurar que los responsables enfrenten las consecuencias. Esta presión se intensifica debido a la violencia constante que enfrentan los periodistas en el país y que sigue siendo un problema sin resolver en la agenda nacional.
La situación de Patricia Ramírez se suma al reciente asesinato del periodista Mauricio Cruz Solís, ocurrido apenas un día antes en Michoacán. Tras realizar una entrevista al presidente municipal de Uruapan, Cruz Solís fue emboscado en pleno centro de la ciudad por presuntos sicarios. Estos casos han generado una creciente preocupación sobre la seguridad de los periodistas, sobre todo en regiones con altos niveles de violencia y criminalidad.
La violencia contra la prensa en México no es un fenómeno nuevo, y los números reflejan un problema crónico: 47 periodistas fueron asesinados durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, la misma cifra que en el de Enrique Peña Nieto, mientras que en el periodo de Felipe Calderón fueron 48 y en el de Vicente Fox, 22. Según la organización Article 19, México se ha convertido en uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, con impunidad prevalente en muchos de estos casos.