PAN: Entre la Incertidumbre y la Esperanza ante el Ambicioso Plan México de Sheinbaum

Por Bruno Cortes

La presentación del Plan México, en el majestuoso Museo Nacional de Antropología, fue un evento cargado de simbolismo y expectativas. Sheinbaum, rodeada por figuras clave de su gabinete y la élite empresarial, describió un país con un horizonte claro, un plan para enfrentar la incertidumbre y un compromiso con el desarrollo sostenible y equitativo. Sin embargo, para el PAN, las palabras de la presidenta no han sido suficientes para despejar las sombras.

 

Noemí Luna, coordinadora del PAN en la Cámara de Diputados, ha sido una voz crítica pero también pragmática. En el eco de la sala de la Junta de Coordinación Política, Luna insistió en la necesidad de un diálogo institucional con el Ejecutivo, algo que, según afirma, no se ha dado con la claridad deseada. «Lejos de aceptarlo, Sheinbaum mantiene su postura de ofender y atacar a quienes no pensamos como ella», expresó, marcando una línea de desconfianza que atraviesa los pasillos del Congreso.

 

A pesar de las críticas, el plan de Sheinbaum, con su enfoque en la sustitución de importaciones y la promoción de la producción nacional, ha despertado un interés que no puede ser ignorado. La estrategia promete no solo un crecimiento económico sin precedentes sino también la creación de 1.5 millones de empleos, la reducción de la pobreza y el aumento del contenido nacional en sectores estratégicos. Para el PAN, estos son puntos de interés, pero también de escrutinio.

 

La mañana en que se presentó el plan, el sol mexicano iluminaba las calles de la Ciudad de México, pero en los corrillos políticos, la luz era más bien de interrogación. ¿Cómo se logrará este ambicioso objetivo sin caer en los errores del pasado? ¿Y qué papel jugará la oposición en este proceso? Estas preguntas flotan en el aire como el smog sobre la capital, visibles pero sin una respuesta clara.

 

El PAN, un partido con una larga historia en la política mexicana, se encuentra en una encrucijada. Por un lado, está la necesidad de fiscalizar y criticar, asegurando que el gobierno no se desvíe de los principios democráticos y de la transparencia. Por el otro, hay una oportunidad para colaborar en un proyecto que, si bien es de Morena, podría beneficiar a todo México.

 

En los corrillos de los cafés políticos, se escucha que algunos miembros del PAN ven en el Plan México una oportunidad para demostrar su capacidad de trabajo en conjunto, siempre y cuando se respeten las diferencias ideológicas y se abran espacios para el debate constructivo. La coordinación con el sector privado, como lo sugiere Altagracia Gómez Sierra, podría ser un punto de encuentro, un puente entre el escepticismo y la colaboración.

 

Mientras tanto, los ciudadanos, en sus rutinas diarias, observan y esperan. En las calles, en las oficinas, en las fábricas, hay una mezcla de esperanza y duda. El Plan México de Sheinbaum es un lienzo aún por pintar, donde cada pincelada de política, cada decisión, definirá no solo el futuro económico del país, sino también la relación entre gobierno y oposición en estos tiempos turbulentos.

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