Por Bruno Cortés
La mañana del 12 de enero de 2025, el aire en el Zócalo se cargó de expectación y energía. Desde temprano, simpatizantes de Morena y ciudadanos curiosos comenzaron a llenar la plaza, transformando el corazón de la capital en un mar de gorras y chalecos guindas, colores distintivos del partido. El frío no fue obstáculo; la emoción palpable entre la multitud prometía un día memorable.
El ambiente festivo se sintió desde las primeras notas de música regional que resonaron por los altavoces. El grupo Legado de Grandeza, con su «Himno Migrante», calentó el ambiente antes de que la presidenta tomara el escenario. La plaza, normalmente un espacio de tránsito y comercio, se convirtió en un campo de celebración nacional, donde cada rincón del Zócalo vibraba con la presencia de personas de todas las edades, algunas vistiendo trajes típicos regionales, mostrando la diversidad y unidad de México.
Cuando Claudia Sheinbaum apareció, la multitud rugió con un clamor que resonó hasta los edificios históricos que rodean la plaza. Su discurso, aunque breve, fue cargado de promesas y logros: una reducción significativa en homicidios dolosos, la continuación de programas sociales, y la visión de un México más justo y próspero. La presidenta mencionó la importancia de la colaboración con Estados Unidos ante la inminente administración de Donald Trump, manteniendo un tono esperanzador y firme.
La Plaza de la Constitución, rebosante de gente, no solo fue testigo de un informe de gobierno sino de un momento de comunión nacional. Los asistentes, desde jóvenes entusiastas hasta ancianos con décadas de experiencia en la política mexicana, compartieron risas, abrazos y el orgullo de estar presentes en este capítulo de la historia. Los gritos de «¡Es un honor estar con Claudia hoy!» se escuchaban por encima de todo, evidenciando el apoyo incondicional hacia la mandataria.
La jornada no estuvo exenta de desafíos; la lluvia y el frío intentaron entorpecer el evento, pero ni siquiera el clima pudo apagar el fervor de la multitud. La organización fue clave, con autobuses trayendo a simpatizantes desde diversos estados, demostrando no solo el apoyo local sino el nacional que Sheinbaum ha logrado consolidar en estos primeros 100 días.
El discurso de la presidenta fue seguido por un momento de reflexión colectiva, donde muchos recordaron el camino que ha llevado a este momento histórico. La reforma judicial, la lucha contra la corrupción y las políticas sociales fueron temas destacados que resonaron entre los asistentes, quienes aplaudieron cada logro mencionado con un entusiasmo que solo una multitud tan grande y unida podría manifestar.
Al finalizar el evento, la plaza se vació lentamente, dejando atrás una sensación de logro y esperanza. La multitud se dispersó con la satisfacción de haber sido parte de un evento que no solo marcó los primeros 100 días de una nueva administración, sino que también subrayó la continuidad de un proyecto de nación que busca redefinir lo que significa ser mexicano en el siglo XXI.