Por Juan Pablo Ojeda
El senador Marco Rubio, uno de los políticos más influyentes en la relación de Estados Unidos con América Latina, está listo para marcar un giro en la política exterior de EE.UU. hacia la región, si se confirma como Secretario de Estado en la administración de Donald Trump. Criado en Miami por exiliados cubanos que huyeron de la revolución de Fidel Castro, Rubio ha mantenido una postura de línea dura contra el comunismo y los regímenes autoritarios en la región, lo que lo convierte en una figura clave para los próximos movimientos de la Casa Blanca.
Un Cambio en la Política Exterior hacia América Latina
Con una larga trayectoria en el Senado, Rubio ha sido un firme defensor de las políticas de seguridad nacional y ha desempeñado un papel central en la Comisión de Inteligencia del Senado y en el Comité de Relaciones Exteriores. La agenda de política exterior hacia América Latina, una región que históricamente ha sido relegada en las prioridades de la política exterior de EE.UU., podría recibir un renovado enfoque con la elección de Rubio para el cargo de Secretario de Estado.
Durante años, América Latina desapareció de la agenda estadounidense, mientras potencias como China, Rusia e Irán aumentaban su presencia. Sin embargo, el nombramiento de Rubio promete cambiar esta dinámica. «La región será una prioridad bajo su liderazgo», destacó Christopher Sabatini, investigador de Chatham House, quien asegura que los gobiernos latinoamericanos tendrán que ser más cooperativos con EE.UU. si desean fortalecer sus relaciones con el país norteamericano.
La Línea Dura de Rubio hacia México y América Latina
A pesar de sus amplias relaciones en la región, Rubio no ha dudado en tomar una postura firme contra gobiernos de izquierda, como el del expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, a quien acusó de ser demasiado complaciente con los cárteles de la droga y de hacer «apología de la tiranía» en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua. El presidente mexicano respondió a Rubio calificándolo de «racista», pero la postura de Rubio no se modificó, y se espera que continúe este enfoque con la nueva administración de Claudia Sheinbaum en México.
Si bien Rubio tiene una relación tensa con algunos líderes de la región, también cuenta con aliados de peso. El presidente argentino, Javier Milei, y el salvadoreño Nayib Bukele, dos figuras de la derecha latinoamericana, han sido comparados con Trump por su estilo combativo, y se espera que encuentren un aliado en Rubio para impulsar sus políticas.
Un Firme Enemigo de Maduro y el Comunismo en América Latina
La política de Rubio hacia Venezuela, sin embargo, es donde más ha marcado huella. Como principal impulsor de la agenda de Trump hacia Caracas, Rubio fue clave en la presión internacional contra el régimen de Nicolás Maduro, aplicando sanciones petroleras y buscando un cambio de régimen en el país sudamericano. Aunque la administración de Biden adoptó una postura más pragmática y un enfoque de «alivio de sanciones», Rubio sigue siendo un crítico acérrimo de Maduro y sus aliados, como los gobiernos de Cuba y Nicaragua.
A pesar de sus esfuerzos para respaldar a la oposición venezolana, algunos analistas consideran que Trump, con Rubio al frente del Departamento de Estado, podría adoptar una postura más flexible en relación a Maduro, similar a la de otros líderes autoritarios a nivel mundial, lo que dejaría en segundo plano a la comunidad exiliada cubano-estadounidense en Florida.
El Futuro de la Política Exterior de EE.UU. Bajo Rubio
Si Rubio se confirma como Secretario de Estado, se espera que marque un cambio de rumbo en las relaciones de Estados Unidos con América Latina, fortaleciendo la seguridad fronteriza, la lucha contra el narcotráfico y manteniendo un enfoque de confrontación con los regímenes que considera peligrosos para la seguridad nacional de EE.UU. El caso de Venezuela seguirá siendo uno de sus mayores retos, pero también lo serán otros temas como la inmigración y el comercio con países clave de la región.
“Ahora tiene la oportunidad de cambiar las dinámicas”, dijo Carlos Trujillo, ex embajador de EE.UU. ante la OEA. “Será un negociador excepcional, pero si no se cumplen las condiciones, habrá consecuencias”.