Por Ander Masó
En los últimos años, la sala de estar mexicana ha cambiado su cara. Donde antes se reunían familias alrededor de un televisor para disfrutar de las telenovelas, reality shows y noticieros, ahora se encuentran con más frecuencia teléfonos y tabletas en mano, navegando por el vasto universo del streaming y las redes sociales. La televisión pública, que alguna vez fue el faro de la cultura y educación, ha visto cómo su audiencia se desvanece, dejando a sus canales como ecos de un pasado glorioso.
Los números no mienten: canales como Canal 11, 14 y 22 han experimentado una debacle de audiencia, algo que no se esperaba dada la inyección de capital que recibieron en el gobierno pasado. Esta inversión, lejos de ser el renacimiento de la TV pública, parece haber sido un canto de sirena para audiencias que ya han sintonizado hacia otros medios. La comunidad de espectadores, acostumbrada a la inmediatez y la personalización de las plataformas digitales, ha dejado claro que la televisión tradicional necesita reinventarse o perecer.
Pero en este panorama de sombras, se vislumbra una luz de esperanza. La televisión pública mexicana ha decidido no quedarse en el lamento y está girando su mirada hacia las redes sociales. Con un nuevo modelo de programación en plataformas como YouTube, TikTok y X, buscan no solo recapturar a la audiencia perdida sino también conectar con una generación que ve la televisión como un fósil de la comunicación.
El reto es mayúsculo; no solo se trata de adaptar contenido a formatos más cortos y virales, sino también de cambiar la mentalidad de cómo se hace televisión. Los «mañaneros» presidenciales, que alguna vez fueron el pico de audiencia, ahora se transforman en clips virales que circulan por la red, buscando un nuevo tipo de interacción con el público.
Entre tanto, las televisoras privadas como TelevisaUnivision continúan dominando el panorama televisivo con programas que logran millones de vistas. Reality shows como «La Casa de los Famosos» han sido fenómenos mediáticos, demostrando que la fórmula de éxito en la TV abierta sigue siendo el entretenimiento puro y duro, aunque ahora con un toque de estrategia digital.
La pregunta que ronda en el ambiente es si la TV pública podrá recuperar su lugar en el corazón de los mexicanos a través de esta nueva estrategia. Aunque el camino está lleno de incertidumbres, la apuesta es clara: si no puedes vencer a las redes sociales, únete a ellas. La televisión pública se enfrenta a su mayor desafío, pero también a la oportunidad de renacer de sus cenizas, más conectada y relevante que nunca.