Por Juan Pablo Ojeda
Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Montpellier, Francia, ha desafiado las nociones previas sobre la relación entre el tamaño del cerebro y la inteligencia en los perros. Tradicionalmente, se ha considerado que los animales con cerebros más grandes en relación a su cuerpo son más inteligentes, pero este estudio revela que en los perros, la regla no se aplica de manera uniforme.
El estudio, que analizó a casi 1,700 perros de 172 razas diferentes, concluyó que las razas con cerebros relativamente pequeños, como el chihuahua, el pug y el pomerania, son en realidad más inteligentes en términos de memoria a corto plazo y capacidad para aprender, dos indicadores clave de la inteligencia canina.
La sorprendente ventaja de los perros pequeños
Los perros pequeños, a pesar de tener cerebros que representan una mayor proporción de su tamaño corporal, son más rápidos para aprender y responder al entrenamiento. Según la bióloga Ana Balcarcel, directora del estudio, las razas como el chihuahua, que tienen cerebros grandes en proporción a su cuerpo, demostraron ser capaces de aprender más rápido y tener mejor memoria a corto plazo, lo que las hace destacar en términos de inteligencia canina.
Por el contrario, razas con cerebros más grandes, como el doberman o el gran danés, obtuvieron puntuaciones más altas en conductas asociadas con miedo, agresión y ansiedad por separación, lo que sugiere que el tamaño del cerebro no siempre se correlaciona con una mayor capacidad cognitiva.
¿Por qué los perros pequeños tienden a ser más ansiosos y agresivos?
El estudio también sugiere que el tamaño relativo del cerebro de los perros pequeños puede estar vinculado a ciertos rasgos de personalidad. Estos perros tienden a ser más ansiosos, miedosos y agresivos que sus contrapartes de mayor tamaño. Los investigadores explican que estos perros a menudo requieren más atención, mostrando una mayor ansiedad por separación, y son más propensos a exhibir comportamientos agresivos tanto con otros perros como con personas.
En contraste, las razas de perros de trabajo, como el husky siberiano o el rottweiler, con cerebros más pequeños en relación a su cuerpo, son más fáciles de entrenar. Estos perros se destacan por su función ejecutiva, una habilidad cognitiva que se asocia con el control de comportamientos y la memoria a corto plazo, lo que los hace efectivos en funciones especializadas como búsqueda y rescate, asistencia médica, y vigilancia militar.
La inteligencia en los perros: más que solo tamaño cerebral
El hallazgo de que los perros pequeños, con cerebros más grandes en proporción a su cuerpo, tienen una mayor capacidad de aprendizaje, es una conclusión sorprendente para muchos expertos. «Aunque los perros de trabajo no tienen el mismo tamaño de cerebro, su habilidad para realizar tareas especializadas muestra que su inteligencia no depende solo del tamaño de su cerebro», señaló la doctora Balcarcel.
Además, el estudio subraya la importancia de entender la inteligencia canina de manera más integral. La inteligencia en los perros no debe medirse solo por el tamaño de su cerebro, sino por su capacidad para interactuar con los seres humanos, su adaptabilidad y la habilidad para aprender tareas complejas.
Conclusión: La inteligencia canina es multifacética
Este estudio desafía las ideas tradicionales sobre la inteligencia en los perros, mostrando que el tamaño del cerebro no es el único factor que determina la capacidad cognitiva. Mientras que algunos perros pequeños pueden tener cerebros relativamente grandes para su tamaño, los perros de trabajo, aunque con cerebros más pequeños, destacan en habilidades de memoria y control del comportamiento, lo que los hace sobresalir en tareas especializadas.
La investigación concluye que la inteligencia de los perros debe medirse de diversas formas, no solo en términos de tamaño cerebral, sino también por su capacidad para aprender, adaptarse y realizar funciones complejas. Así, cada raza tiene sus propias fortalezas cognitivas, lo que significa que la inteligencia canina es más que solo un número en términos de tamaño de cerebro.