Por Juan Pablo Ojeda
Los stickers, esas pequeñas estampas o pegatinas que se ven en casi todos los rincones de la vida cotidiana, tienen una historia que combina la creatividad, la innovación y el arte. Desde su invención, los stickers no solo se han utilizado como una forma de expresión personal, sino que también han evolucionado hacia una herramienta artística popular, conocida como «sticker art», dentro del ámbito del arte callejero o urbano. La Secretaría de Cultura de México describe este fenómeno como una forma de decorar e intervenir espacios y objetos en las ciudades, con mensajes plasmados en adhesivos que, con el tiempo, ganaron gran popularidad.
Sin embargo, la historia del sticker, tal como lo conocemos hoy, tiene un origen mucho más funcional y comercial. Este día, celebrado cada 13 de enero, rinde homenaje al inventor estadounidense Ray Stanton Avery, quien es considerado el creador de la primera etiqueta autoadhesiva del mundo, revolucionando la forma en que interactuamos con productos, objetos y, por supuesto, con el arte.
El Origen de la Etiqueta Autoadhesiva
Ray Stanton Avery, nacido en 1907, ideó la primera etiqueta autoadhesiva como una manera de comercializar productos de forma más eficiente. En sus primeras creaciones, Avery diseñó etiquetas que no solo podían adherirse a los objetos, sino que además se retiraban sin dejar residuos o marcas. Este avance fue crucial para el crecimiento de la industria del etiquetado, y su invención se convirtió en un éxito rotundo.
En 1935, Avery fundó Avery Adhesives en Los Ángeles, después de que su idea se hiciera muy popular. Posteriormente, en 1990, la empresa se fusionó con Dennison Manufacturing para formar Avery Dennison, un gigante mundial que se especializa en la ciencia de los materiales y en la fabricación de soluciones de etiquetado. Esta empresa, que comenzó con simples etiquetas de precio, hoy se dedica a innovar en tecnologías de etiquetado y embalaje.
Según el sitio oficial de Avery Dennison, las primeras etiquetas de Avery eran simples, redondas y se usaban principalmente para poner precios a productos. Sin embargo, la capacidad de retirar estas etiquetas sin dejar residuos rápidamente la posicionó como una herramienta útil y revolucionaria. Incluso, el propio Avery fundó una empresa bajo el nombre original de Kum Kleen Products, destacando la facilidad con la que las etiquetas se podían retirar sin dañar las superficies.
Innovación y Superación de Obstáculos
La creación de la primera máquina para fabricar etiquetas autoadhesivas no fue sencilla. Según el sitio Auto ID Systems Ltd, Avery diseñó su primera máquina utilizando piezas de una lavadora, una máquina de coser y una sierra de sable, todo con una inversión de solo 100 dólares de sus amigos y su prometida. A pesar de enfrentar algunos problemas con la adherencia de las etiquetas, Avery superó estos obstáculos al desarrollar un revestimiento especial que aseguraba que las etiquetas se pegaran sin dañarse.
Además, su invención permitió a las fábricas producir una gran cantidad de etiquetas en una sola línea de producción, lo que ahorró tiempo y recursos y marcó el inicio de una nueva era en la industria del etiquetado.
El Legado de Ray Stanton Avery
El impacto de Avery fue tal que, en 1946, cedió la gestión de su empresa a su amigo H. Russell Smith, pero continuó vinculado al mundo empresarial. En la década de 1960, se unió al Museo de Arte del Condado de Los Ángeles y a otros importantes organismos culturales, destacándose por su liderazgo en el mundo de los negocios. Además, Avery fue reconocido por sus logros como Fabricante del Año en 1970 y Estadista de Negocios del Año en 1974 por la Escuela de Negocios de Harvard.
Su legado se extendió más allá de lo empresarial, ya que fundó la Cátedra R. Stanton Avery de Servicio Distinguido en el Instituto Tecnológico de California (Caltech) y creó Avery House, un espacio para que estudiantes y profesores compartieran ideas sobre emprendimiento.