Por Juan Pablo Ojeda
La noche del 30 de octubre se convirtió en un escenario de intensas confrontaciones entre los dos principales aspirantes a la presidencia nacional del Partido Acción Nacional (PAN): la exsenadora tlaxcalteca Adriana Dávila y el diputado federal con licencia Jorge Romero Herrera. Moderados por el periodista Manuel López San Martín, ambos candidatos expusieron sus propuestas y no escatimaron en descalificaciones durante un debate que duró poco más de 50 minutos.
Dávila abrió la contienda con una fuerte declaración sobre la situación del país, afirmando que el actual régimen está “destruyendo” a México y que el PAN debe recuperar su papel como “vehículo democrático”. “Esta elección va más allá de los que militamos en el PAN”, enfatizó, apelando a una unidad en la oposición.
Romero, por su parte, coincidió en la gravedad de la situación, manifestando que desea liderar el PAN en tiempos de un “régimen autoritario” que persigue a opositores y periodistas. Sin embargo, a medida que avanzaba el debate, las tensiones entre ambos aspirantes se hicieron evidentes.
Las acusaciones comenzaron a volar rápidamente. Dávila acusó a Romero de ser parte del mismo grupo político que el actual dirigente, Marko Cortés Mendoza, cuestionando su papel en las decisiones del partido. “Fuiste parte de las decisiones por más que quieras deslindarte. Perteneces al mismo grupo político”, dijo Dávila, insistiendo en que Romero había votado a favor de todas las decisiones tomadas por Cortés.
Romero respondió con defensivas, negando ser un “clon” de Cortés y argumentando que no debía ser responsabilizado por decisiones ajenas. “Adriana, yo sé que prácticamente tu columna vertebral es decir que yo soy un clon de Marko Cortés. ¿Por qué me atribuyes decisiones que no tomé?” replicó.
La tensión se intensificó cuando se discutió la posibilidad de trabajar juntos en el futuro. Romero expresó que estaría dispuesto a invitar a Dávila a su equipo, pero ella fue más categórica, sugiriendo que su talento sería mejor aprovechado en la Cámara de Diputados, y cuestionando su decisión de optar por la dirigencia del PAN en lugar de continuar su labor legislativa.
El debate también tocó otros temas sensibles, como los vínculos de ambos candidatos con los Yunes y el escándalo conocido como “Coahuila Gate”.
La fecha crucial para el PAN se aproxima rápidamente; el 10 de noviembre, la dirección del partido será entregada, marcando un momento histórico, ya que, de ganar, Dávila se convertiría en la primera mujer en liderar el blanquiazul desde su fundación en 1929. La elección promete ser un hito en la historia del partido, y el ambiente está cargado de expectativas y rivalidades.