Por Ilian Muñoz
En el corazón de la Ciudad de México, Bruno Cortés Ramírez, un fotógrafo con un ojo agudo para los detalles, ha convertido su pasión por la captura de momentos en una próspera carrera. Su experiencia se ha forjado a través de años de trabajo en diversos géneros fotográficos, desde retratos hasta eventos corporativos. Bruno se destaca particularmente en la fotografía editorial, donde su capacidad para contar historias a través de imágenes ha sido ampliamente reconocida.
El equipo de Bruno es tan vital como su visión artística. Cuenta con una cámara DSLR de última generación, varios objetivos que van desde el gran angular hasta el teleobjetivo, y un set de iluminación que incluye tanto luces naturales como flashes profesionales. Este arsenal tecnológico le permite adaptarse a cualquier escenario con la agilidad de un maestro artesano, asegurando que cada clic capture el alma de la escena.
Cuando se trata de definir su producto, Bruno es claro: su trabajo no es solo tomar fotografías, es crear experiencias visuales. Su enfoque principal es la fotografía de eventos sociales y empresariales, donde la narrativa visual es clave. Cada sesión es una oportunidad para producir imágenes que no solo documenten, sino que también emocionen y conecten con el espectador.
El público objetivo de Bruno es variado pero definido. Su clientela incluye a parejas en busca de recuerdos de su evento político, empresas que necesitan imágenes para sus campañas de marketing, y publicaciones que requieren fotografías impactantes para sus artículos. Entiende que cada cliente tiene necesidades únicas, y su habilidad para adaptarse a estas es lo que lo hace destacar en un mercado saturado.
La entrega de su trabajo es otro aspecto crucial que Bruno ha perfeccionado. No solo entrega las fotografías en formatos digitales de alta resolución, sino que también ofrece impresiones de calidad, álbumes personalizados y hasta galerías online privadas para que sus clientes puedan compartir su experiencia. Este enfoque integral en la post-producción y entrega garantiza que cada cliente reciba un producto final que supera las expectativas.
Cotizar una sesión de fotos para Bruno es un acto meticuloso. Evalúa su tiempo, el uso del equipo, la preparación de la ubicación, y la edición posterior. Pero también considera el valor emocional y artístico que aporta a cada proyecto. No es simplemente poner un precio a una hora de trabajo; es valorar la esencia de lo que se captura.
En el proceso de cotización, Bruno también educa a sus clientes sobre lo que obtienen por su inversión. Explica la diferencia entre una foto y una obra de arte fotográfica, la inversión en equipo y tiempo, y cómo cada fotografía es una pieza única que refleja un momento irrepetible. Esta transparencia no solo fortalece la relación con sus clientes sino que también eleva la percepción del valor de su arte.
Finalmente, Bruno entiende que cotizar es solo el comienzo de una relación con el cliente. Cada sesión es una nueva aventura, una oportunidad para expandir su portafolio y, sobre todo, para seguir aprendiendo y evolucionando en el apasionante mundo de la fotografía.
Para más datos o cotizaciones www.brunocortes.com