Por Juan Pablo Ojeda
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió con firmeza a las declaraciones del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, quien el pasado 13 de noviembre cuestionó la estrategia de seguridad implementada durante el sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador, especialmente la polémica política de “Abrazos, no balazos”. En conferencia de prensa desde Palacio Nacional, Sheinbaum resaltó que Salazar ha sido inconsistente en sus declaraciones y consideró que su postura carece de coherencia.
La crítica de Salazar se centró en la falta de colaboración efectiva entre México y Estados Unidos para combatir el crimen organizado y el tráfico de armas y drogas. El diplomático estadounidense acusó al gobierno de López Obrador de rechazar los 32 millones de dólares ofrecidos por el presidente Joe Biden para fortalecer las acciones en la lucha contra el narcotráfico, además de señalar que la austeridad republicana en seguridad estaba generando más problemas, como la corrupción dentro de las fuerzas policiales en México.
«Cuando se habla de la austeridad republicana, en el tema de la seguridad, es la misma cosa que decirlo en inglés: No le pongan el esfuerzo en apoyar a las policías. ¿Entonces qué pasa? Que la policía se va a la corrupción porque no les dan suficiente para poder vivir», declaró Salazar durante su rueda de prensa. Las críticas no pasaron desapercibidas para la mandataria mexicana, quien, al ser cuestionada por la prensa, aprovechó la ocasión para señalar las contradicciones en las declaraciones del embajador.
Salazar: ¿Qué declaración debemos creer?
Sheinbaum citó un ejemplo claro de contradicción en las posturas de Salazar: en abril de este mismo año, el embajador había elogiado la colaboración de las autoridades mexicanas con Estados Unidos, destacando la captura de narcotraficantes como Rafael Caro Quintero y Joaquín «El Chapo» Guzmán. Sin embargo, sus recientes declaraciones parecían contradecir ese reconocimiento, lo que llevó a la presidenta a cuestionar la lógica de sus comentarios.
“¿Entonces cuál declaración escuchamos, la de ayer o la de hace unos meses? Tiene que haber coherencia. No se puede declarar una cosa un día y luego otra completamente diferente”, enfatizó Sheinbaum. A juicio de la mandataria, este tipo de inconsistencias no son propias de un diplomático que busca mantener una relación de confianza con México, especialmente cuando se trata de un tema tan sensible como la seguridad.
La soberanía de México, en juego
A pesar de las críticas de Salazar, Sheinbaum también aprovechó para recordar que México es un país soberano y que, si bien el diálogo con Estados Unidos es clave debido a la frontera común y los problemas compartidos, el país no está dispuesto a aceptar una subordinación en sus políticas internas. “México es un país libre, independiente, soberano”, subrayó, dejando claro que el gobierno de López Obrador mantuvo un diálogo constante con el presidente Biden, pero bajo la premisa de una relación de respeto mutuo.
En este sentido, la presidenta hizo referencia al “diálogo bicentenario” entre ambos países, que ha servido como plataforma para abordar temas como el tráfico de drogas, armas y la migración. «Hay coordinación y seguirá habiendo coordinación porque es muy importante», señaló, sin embargo, subrayó que las decisiones deben tomarse dentro del marco de respeto a la soberanía nacional.
Sin contacto directo con Salazar
A pesar de la controversia generada, Sheinbaum indicó que no tiene previsto mantener un contacto directo con el embajador Salazar en este momento, ya que las gestiones diplomáticas corresponden a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y a su titular, el canciller Juan Ramón de la Fuente. De hecho, la SRE envió una carta al embajador Salazar para respaldar la postura del gobierno mexicano y reiterar el apoyo al expresidente López Obrador y su estrategia de seguridad.
“Nos coordinamos con el presidente Biden, el presidente López Obrador tuvo un diálogo de alto nivel, que le llamaron el diálogo bicentenario en distintos temas: tráfico de drogas, tráfico de armas… somos socios comerciales pero no subordinación, eso no”, insistió Sheinbaum, reafirmando la postura del gobierno mexicano.
Conclusión
El cruce de declaraciones entre la presidenta Sheinbaum y el embajador Salazar refleja las tensiones que aún persisten en la relación bilateral entre México y Estados Unidos, especialmente en temas delicados como la seguridad y la lucha contra el narcotráfico. Aunque ambos países comparten problemas comunes, el gobierno mexicano ha dejado claro que cualquier colaboración debe respetar la soberanía y la autonomía de México en sus decisiones. La respuesta firme de Sheinbaum a las críticas de Salazar subraya la importancia de un diálogo respetuoso y coherente entre las dos naciones.