CDMX a 14 de noviembre de 2024.-La ciencia médica da un gran paso hacia la curación de la diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmune que afecta a millones de personas en el mundo. Recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad de Pekín logró un hito histórico: una mujer china de 25 años, diagnosticada con diabetes tipo 1 a los 14, comenzó a producir su propia insulina dos meses y medio después de un innovador trasplante celular.
Este avance podría cambiar el panorama para los pacientes con diabetes tipo 1, una condición en la que el sistema inmunológico destruye las células beta pancreáticas responsables de producir insulina, vital para regular los niveles de glucosa en la sangre. A día de hoy, quienes padecen esta enfermedad dependen de inyecciones diarias de insulina para sobrevivir.
La clave de este tratamiento radica en el uso de células madre pluripotentes inducidas químicamente. Los investigadores extrajeron células del tejido adiposo de la paciente y las reprogramaron, transformándolas en células madre capaces de diferenciarse en células de los islotes de Langerhans, encargadas de producir insulina. Estas células, una vez trasplantadas al abdomen de la paciente, comenzaron a secretar insulina en respuesta a sus niveles de glucosa, permitiendo un control sanguíneo comparable al de una persona sana.
Después de un año de seguimiento, la paciente ya no requiere insulina exógena, una victoria que podría significar una nueva era para quienes padecen diabetes tipo 1. Sin embargo, la investigadora María Teresa Tusié Luna, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, advierte que este es solo un caso aislado, y que el proceso de reprogramación celular y su aplicación clínica requiere de más estudios para comprender las variabilidades individuales y posibles riesgos.
Aunque el tratamiento muestra gran promesa, Tusié Luna señaló que, si bien podría aplicarse a pacientes con diabetes tipo 2, el efecto sería parcial. Esto se debe a que, en la diabetes tipo 2, existe una resistencia a la insulina que podría seguir afectando la eficacia de las nuevas células beta trasplantadas.
En México, donde aproximadamente 15 millones de personas padecen diabetes, el impacto de este avance podría ser significativo, pero la ciencia aún debe avanzar para comprender completamente las implicaciones de la manipulación de células humanas. En el Día Mundial de la Diabetes, este descubrimiento ofrece una esperanza renovada, pero también un recordatorio de que el camino hacia la cura es largo y requiere de una constante inversión en investigación científica.
Así, mientras los ojos del mundo se centran en estos avances, el futuro de quienes sufren de diabetes tipo 1 parece más prometedor, con la posibilidad de que un día, los trasplantes celulares puedan sustituir a la insulina y restaurar la salud de los pacientes de manera definitiva.