En un día que comenzó como cualquier otro, el 1 de enero de 2025, la música en español perdió a una de sus voces más emblemáticas. Leopoldo Dante Tévez, más conocido como Leo Dan, dejó de existir en Miami, donde residía junto a su familia. Su partida fue anunciada a través de sus redes sociales, causando una ola de tristeza y homenajes por parte de sus seguidores y colegas en la industria musical.
Leo Dan no era solo un cantante; era un narrador de historias de amor, desamor y esperanza. Nació el 22 de marzo de 1942 en Estación Atamisqui, Santiago del Estero, Argentina, en una familia humilde de comerciantes. Desde muy joven, mostró un talento innegable para la música, aprendiendo a tocar la armónica, la flauta y más tarde la guitarra. A los veinte años, se trasladó a Buenos Aires, donde firmó su primer contrato discográfico con CBS, marcando el inicio de una carrera que lo llevaría a ser reconocido en todo el mundo hispanohablante.
Sus canciones, llenas de melodías y letras que hablan directamente al corazón, se convirtieron en la banda sonora de la vida de muchos. Temas como «Celia», «Fanny» y «Santiago querido» no solo llenaron las radios de los años 60 y 70, sino que también encontraron su camino en las listas de reproducción contemporáneas, demostrando la atemporalidad de su obra. Leo Dan grabó más de 70 álbumes y sus composiciones fueron interpretadas en diversos géneros, desde el bolero hasta el vallenato.
La vida de Leo Dan no estuvo exenta de aventuras y desafíos. En 1980, intentó incursionar en la política al presentarse como candidato a gobernador de su provincia natal, pero su corazón siempre estuvo en la música. Su última gira, «El adiós a una leyenda», que concluyó en octubre del año pasado en California, fue una emotiva despedida de los escenarios, donde cantó con la misma pasión que lo caracterizó a lo largo de sus 60 años de carrera.
Su voz, con ese inconfundible timbre que podía tanto susurrar el amor más tierno como gritar el dolor del desamor, resonó en teatros, festivales y programas de televisión a lo largo y ancho de América Latina y España. Leo Dan también fue un ferviente católico, lo que se reflejó en su vida personal y en su música, donde no faltaron canciones que hablaban de fe y esperanza.
Además de su legado musical, Leo Dan escribió un libro titulado «Un pequeño grito de fe», donde compartió sus reflexiones sobre la vida y la espiritualidad, mostrando una faceta de su personalidad que muchos admiraban. Su influencia se extiende también al cine, habiendo participado en varias películas que complementaron su carrera artística.
Hoy, las redes sociales se llenan de mensajes de condolencia y de agradecimiento por la música que Leo Dan dejó como regalo. Su obra ha sido traducida a varios idiomas, incluyendo italiano, portugués, alemán, francés, inglés y japonés, demostrando que su talento no conocía fronteras. Con más de 40 millones de discos vendidos, Leo Dan ha dejado un vacío en la música romántica en español que será difícil de llenar.