Mario Molina (1943-2020) fue un químico mexicano-americano que realizó importantes contribuciones a la comprensión de los efectos de los gases de efecto invernadero en la atmósfera y al estudio de la capa de ozono. Aquí te presento una breve historia de su vida, algunos de los premios que recibió y algunas anécdotas interesantes sobre él.
Historia:
Mario Molina nació en la Ciudad de México en 1943. Estudió química en la Universidad Nacional Autónoma de México y obtuvo un doctorado en química física de la Universidad de California, Berkeley. Después de graduarse, trabajó en la Universidad de California, Irvine y en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA. En 1982, se unió a la Universidad de California, San Diego, como profesor de química y bioquímica.
En 1974, Molina comenzó a investigar el impacto de los gases de efecto invernadero en la atmósfera. En 1985, junto con el químico Sherwood Rowland, descubrió que los gases refrigerantes como el clorofluorocarbono (CFC) estaban destruyendo la capa de ozono. Su trabajo fue fundamental para la aprobación del Protocolo de Montreal de 1987, un tratado internacional para reducir la producción de CFC y otros gases que agotan la capa de ozono.
Molina también fue un defensor de la ciencia y la educación, y trabajó incansablemente para aumentar la conciencia pública sobre los efectos del cambio climático y la necesidad de tomar medidas para abordarlo.
Premios:
Mario Molina recibió numerosos premios y honores por su trabajo en química atmosférica y protección ambiental, incluyendo:
Premio Nobel de Química en 1995, junto con Sherwood Rowland y Paul Crutzen, por su investigación sobre la capa de ozono
Medalla Nacional de Ciencia de los Estados Unidos en 1999
Medalla Tyler en 2003
Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 2003
Premio Presidencial de la Libertad en 2013
Anécdotas:
Cuando era niño, Molina estaba fascinado por los experimentos y solía hacerlos en su casa. En una ocasión, accidentalmente provocó un pequeño incendio en la cocina mientras trataba de hacer una mezcla explosiva.
Durante su carrera, Molina fue un defensor apasionado de la colaboración internacional en la investigación científica y la protección ambiental. En una ocasión, organizó una conferencia en México que reunió a científicos de todo el mundo para discutir el cambio climático y sus efectos en la región.
En 1995, Molina y sus colegas recibieron el Premio Nobel de Química por su trabajo sobre la capa de ozono. Durante la conferencia de prensa después del anuncio, Molina fue abordado por periodistas que querían saber cómo se sentía al recibir el premio. Molina, que se había despertado temprano y no había tenido tiempo de afeitarse, bromeó: «Si hubiera sabido que iba a ganar el premio Nobel