El 4 de enero de 2021, México apostó por prohibir el maíz transgénico ante el riesgo de perder la riqueza genética del maíz, una decisión que en su tiempo ha generado mucha polémica y que ahora sale a flote en un contexto mundial en el que las cadenas de suministros se ven afectadas por las sanciones económicas a Rusia.
Al respecto, en entrevista la doctora en Economía Agrícola, Yolanda Massieu Trigo, aseguró que el maíz transgénico en realidad no resuelve los problemas que enfrentan los productores mexicanos, ya que, más que un tema de plagas, lo que más les afecta son los precios de semillas y fertilizantes, según una investigación que realizó con apoyo de la UAM en Sinaloa, Jalisco y Tlaxcala.
En este sentido, la Massieu Trigo advierte que el maíz transgénico es peligroso para el campo mexicano y advirtió que México no necesita del maíz transgénico ya que es autosuficiente en producción de maíz blanco, el tipo de maíz que se consume y diferente al amarillo, usado para fines industriales y de alimentación al ganado, y el cual alcanzó importaciones por más de 16.000 millones de toneladas de acuerdo con datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
«Tenemos una gran riqueza genética, una gran cantidad de razas y variedades muy ligadas a nuestra cultura que son sembradas por pequeños campesinos, que están vinculadas a comidas, rituales, tradiciones», recuerda la académica.
De las 220 razas de maíz que se identifican en América Latina, 64 (el 29%) se encuentran en México, de las 59 se consideran nativas de México, acorde con datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.
México frente a la crisis alimentaria
La doctora por la UAM considera que México podrá sortear las afectaciones a las cadenas de suministros debido a que en la actual administración se ha promovido la producción interna, aunado a que se eliminaron los aranceles a las importaciones de insumos básicos, algo que fomenta las ventas en México.
«Nuestro país sigue siendo atractivo para venderle alimentos, más porque ahora no se van a cobrar aranceles. El problema es lo caro: con la escasez en el mercado, los precios van a subir», acotó.
En este sentido, Yolanda Massieu comenta que el alza de precios no sólo se deberá a la falta de oferta, sino a las especulaciones con los precios de grano, lo cual se vuelve una desventaja para pequeños productores que compiten con grandes trasnacionales.
«La alimentación mundial está a manos de un grupo de corporaciones muy poderosas. En México se renunció por décadas a que el Estado tuviera algún papel para lograr la soberanía alimentaria», insistió Massieu Trigo.
Inseguridad frena rescate del campo
La académica considera que, en el contexto actual de la economía global, lograr la autosuficiencia alimentaria es clave, aunque para conseguirlo se deberán resolver varios temas.
Uno de los principales problemas es el papel que juegan los intermediarios entre campesinos y consumidores, muchas veces dominados por los llamados coyotes, quienes compran a precios bajos los alimentos directamente a los productores y los venden más caros en el mercado, afectando tanto a quienes producen como a quienes compran.
A esto fenómeno se suma que bandas del crimen organizado amenazan a los pequeños agricultores, llegando a situaciones en las que se suspende la venta de productos, como ocurrió a principios de 2022 en Michoacán, pero con el aguacate.
Según un análisis del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN), la incursión del crimen organizadoen la producción agrícola incide en la inflación hasta en dos puntos porcentuales.
«¿Cuántas tierras, cuántas parcelas se abandonaron ante la baja rentabilidad de la agricultura campesina, de los pequeños productores, por la falta de apoyo y se les puso a competir con grandes productores de Estados Unidos que están muy subsidiados?», criticó Yolanda Massieu.
Por ello, la investigadora sostiene que la meta de lograr la autosuficiencia alimentaria tardará más de lo esperado debido a que los problemas que enfrenta el México tardarán décadas en solucionarse, si es que los gobiernos próximos no vuelven a privilegiar la industria agroexportadora, una política que derivó en el cierre de fábricas de fertilizantes para privilegiar la venta de otros productos (como el aguacate), bajo el argumento de que producir granos es más caros que importarlos.
«Si queremos tener autosuficiencia alimentaria, la ideología del libre mercado no te sirve. Los alimentos son un bien estratégico y se tienen que meter subsidios, fondo público, para levantar esa producción y tener esa seguridad», concluyó la especialista.