En un caso que resalta las tensiones entre leyes internacionales sobre derechos humanos y las prácticas judiciales en Qatar, Manuel Guerrero, ciudadano mexicano, se enfrenta a un periodo de detención prolongado tras ser acusado bajo leyes que penalizan la homosexualidad en el país del Golfo. A pesar de las solicitudes de libertad bajo fianza, las autoridades qataríes han decidido mantenerlo detenido, lo que ha generado preocupación internacional sobre los derechos y el trato de los extranjeros en Qatar, especialmente de aquellos pertenecientes a la comunidad LGBTI.
El arresto de Guerrero se produjo en circunstancias controvertidas, tras ser engañado para asistir a una cita a través de una aplicación, donde fue recibido por la policía con un perfil falso. Esta estrategia de «emboscada» también resultó en la detención de un ciudadano marroquí, evidenciando un patrón de persecución hacia la comunidad LGBTI por parte de las autoridades.
A la gravedad de la detención se suma la denuncia de Enrique Guerrero, hermano de Manuel, sobre las condiciones de detención y la falta de acceso a tratamiento médico esencial. Manuel, quien vive con VIH, enfrentó inicialmente la negativa de las autoridades qataríes a proporcionarle sus medicamentos antirretrovirales, una situación que pone en riesgo su salud y vida. Aunque recientemente se ha confirmado que tuvo acceso a su tratamiento, la demora y las condiciones de su detención han sido objeto de críticas severas.
Este caso pone de manifiesto la intersección de varias problemáticas críticas: la persecución basada en la orientación sexual, la manipulación de la justicia y la negligencia médica dentro del sistema carcelario de Qatar. Aunque Qatar ha estado bajo el escrutinio internacional, especialmente después de albergar la Copa del Mundo de la FIFA 2022, donde prometió mejorar su trato hacia los trabajadores extranjeros y las minorías, este caso sugiere que aún quedan áreas significativas de preocupación en cuanto a derechos humanos y libertades fundamentales.