Fotos Bruno Cortés
Huauchinango, Pue.- Tan pronto y empieza el frío y el otoño alarga las noches, los viveros de Tenango de las Flores se van pintando de rojo, naranja, blanco, verde limón y de jaspeado con las matas de nochebuena o cuetlaxóchitl que cuidan las familias del lugar: las mujeres las apapachan con ternura, mientras los hombres salen a venderlas.
Este año, los floricultores de todas las asociaciones existentes en la junta auxiliar más poblada de Huauchinango, se han preparado para la Expo Venta que iniciará el próximo 22 de noviembre y, junto con el ayuntamiento que encabeza Gabriel Alvarado Lorenzo, arreglan el área de la muestra, las calles, las luminarias y se capacitan para la separación de los desechos sólidos.
Los productores esperan además que sus ventas mejoren y que su exposición sea un atractivo más de la región, junto con el encendido del árbol flotante que el año pasado les dio renombre, así como con la instalación del programa “Huauchinango Iluminado” con el que el municipio pretende que los habitantes de este nuevo Pueblo Mágico se reapropien de sus calles y llegue un mayor número de visitantes.
La inversión para la expo y la iluminación del centro de la cabecera municipal será de 2 millones 650 mil pesos, según dio a conocer el alcalde, y se pretende que haya una derrama económica de 10 millones de pesos con la llegada de 70 mil visitantes durante los 32 días que durará el programa –del 4 de diciembre al 6 de enero-, y que incluye, también la presentación de conciertos, ballets, y otras manifestaciones de las artes, además del tradicional desfile navideño.
La Cuetlaxóchitl
Casi en todos los barrios de Tenango, como en el de Tzahuinco, Huayatenco, Tecoxtenco y el centro se pueden ver ya las matas de la también conocida como flor de pascua, aquí se cultivan al menos 10 variedades: como la Freedom White, la Freedom Red, etc., la mayoría de ellas provenientes de Estados Unidos y de Europa, aunque quedan aún unas pocas plantas de la nativa conocida como «piel de cuero», porque ha sido relegada a la mínima producción.
Aunque pareciera que son pocas las personas registradas como productoras de la llamada cuetlaxóchitl, “la verdad es que casi todo el pueblo siembra estas matas, que no son estrictamente una flor, sino hojas a las que la clorofila, la temperatura y las largas noches que empiezan en el otoño, les van dando color”.
Son plantas que requieren de mucho cuidado, “este es casi un trabajo de las mujeres, mientras que los hombres salen a venderlas”; son muy “comelonas”, pues consumen grandes cantidades de fertilizantes, pero en Tenango procuran no usar agroquímicos, sino abonos orgánicos, lo que permite mantener los suelos en buenas condiciones y aumentar la productividad.
Por ejemplo, en el barrio de Tzahuinco fueron las mujeres las que iniciaron este trabajo, se agruparon de manera espontánea, se dividieron las tareas. Empezaron con mil plantas, “era divertido y luego lo vimos como negocio. Las mujeres disfrutan ver cómo se pintan las plantas y luego las venden. Desde hace 15 años, han ampliado los sembradíos. Algunas tienen hasta 5 mil metros de vivero.
Sin embargo han tenido muchos obstáculos para ingresar a los programas de apoyo a los productores, por la burocracia con la que se manejan. Hay que ir a Puebla y los trámites se alargan.
La planta que venden más es la de siete pulgadas. En casa, en metro cuadrado de terreno pueden producirse ocho, porque son delicadas: la luz debe ser óptima y estar a una temperatura mínima de 20 grados centígrados y 40 grados la máxima, y tienen un precio en los viveros de 30 a 50 pesos cada una.
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