La hipovitaminosis es una de las principales causas de muchas enfermedades, por lo que es importante controlar los niveles de vitaminas en el organismo. Un equipo de científicos ha comprobado que la falta de una vitamina en particular causa daños devastadores en los ojos y si no se trata a tiempo puede llegar hasta la ceguera.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la carencia de vitamina A conlleva a la ceguera porque reseca la córnea y daña la retina, además sus estudios demuestran que los niveles bajos de vitamina A no solo afectan a la visión, sino que también son una de las principales causas de mortalidad infantil.
Se ha comprobado científicamente que el ojo necesita una serie de pigmentos para que la retina funcione y perciba todo el espectro de luz. Cuando los niveles de vitamina A bajan demasiado, la producción de estos pigmentos se detiene, lo que puede provocar ceguera nocturna. Otra parte del ojo que depende en gran medida de la vitamina A es la córnea, su deficiencia conduce al desarrollo temprano del síndrome del ojo seco, en el que la superficie de la conjuntiva y la córnea están mal hidratadas.
¿Cómo detectar su deficiencia?
Según la Academia Americana de Oftalmología, los principales síntomas de la carencia de vitamina A son la disminución de la agudeza visual y la ceguera nocturna, cuando una persona ve mal en la oscuridad. A medida que la carencia de vitamina A se agrava, la conjuntiva, la membrana mucosa del ojo cuya función principal es mantenerlo húmedo, se seca y la córnea se ulcera. Si la enfermedad no se trata, se puede perder la vista por completo.
Según las investigaciones citadas por Daily Express, otros síntomas de los niveles bajos de vitamina A pueden ser la disminución de la producción de lágrimas, úlceras en la córnea, pérdida de energía, labios secos e infecciones de la vejiga.
La vitamina A procede de los productos animales como la carne de pescado, aves y productos lácteos, pero también se encuentra en algunos alimentos vegetales como las frutas y verduras rojas, naranjas y verdes ricas en betacarotenos, como las zanahorias, los mangos, los albaricoques, los tomates, los guisantes y las espinacas.
Por esto es importante mantener una dieta balanceada que incluya estos alimentos. Esto puede ser una excelente forma de prevenir la deficiencia de este suplemento de forma natural, aunque antes de hacerlo lo más recomendable es consultarlo con un especialista para optar por un tratamiento seguro sin arriesgar la salud.