El amor tiene una explicación científica, más allá del plano sentimental que puede explicar cada persona, de forma subjetiva.
Es que según la ciencia, existe una hormona denominada oxitocina, que se encarga de presentarse al momento de enamorarnos, besar, abrazar y durante el parto. Incluso ha llegado a ser parte de tratamientos para combatir la depresión.
Según explica la doctora María Victoria Ortuño, cuando hablamos de oxitocina hablamos de una hormona y neurotransmisor con múltiples funciones: “Durante el parto genera las contracciones uterinas necesarias para el nacimiento del bebé y también interviene en la contracción de los conductos galactóforos durante la lactancia. Al mismo tiempo se la vincula con el aprendizaje, la memoria y las respuestas frente al estrés”.
Además, según cuenta la especialista, la hormona del amor es una molécula producida en el sistema nervioso central, cuya composición es similar a la de las proteínas. De acuerdo a la ciencia, la oxitocina está presente en la confianza, la empatía, las relaciones sociales, los orgasmos, estados de ánimo y la fertilidad. Pero, su fuerte es el vínculo entre una madre y sus hijos, al punto tal de demostrarse que las mujeres que amamantan son más felices que aquellas que no lo hacen.
Esta última característica de la hormona del amor llevó a científicos a que profundizaran las investigaciones, intentando explicar una supuesta explosión de amor cuando se amamanta. Y, en consecuencia, muchos se han preguntado cómo activar la oxitocina de forma natural o artificial.
Frente a esto, surgió un spray nasal de oxitocina, evaluado en distintos estudios para tratar estados depresivos graves, trastornos de espectro autista o síndrome de estrés postraumático. Sin embargo, los resultados de la hormona del amor no han sido concluyentes, por lo que todavía no se ha garantizado el éxito, por lo que será mejor optar por enamorarse o tener un hijo.