Jugo de limón, agua, hielo y azúcar, esa es la receta básica, y en la mayor de las Antillas alcanza niveles de excelencia al agregarle hierbabuena; sin embargo, la curiosidad despierta al escuchar de una con más de 130 años de tradición y sabor inigualable.
La Casa Hilmi’s, en el corazón de Batroun, en el norte del Líbano, calidad costera, acoge a diario a cientos de visitantes nacionales y extranjeros bajo el eslogan de preparar la mejor y más energética limonada del mundo.
Para el forastero pudiera resultar pretencioso, hasta que llega al lugar y degusta la combinación exquisita de jugo de limón frappé con hierbabuena y menta.
Más de 12 mezclas del cítrico con fresa, plátano, chocolate y bebidas alcohólicas, en jugo o batido, llaman la atención de los caminantes, quienes hacen una parada obligatoria antes de continuar el paseo por el vetusto poblado.
La familia Hilmi sembró la costumbre y, de manera artesanal, las primeras tiendas de venta en 1888 irrumpieron en el comercio de la región. Según narran los veteranos pobladores, el éxito de la receta radica en la forma de tratar y cultivar los limones.
Tres hermanas conservan el arte en el presente y el transcurso del tiempo las obligó a transformar y modernizar el espacio en una casa-museo y una tienda de souvenirs.
El récord Guinness por el vaso más grande de limonada (5.534 litros) en 2012 y la visita de ministros realzan el prestigio del distintivo sitio, que fusiona hoy el verde de las plantaciones con la arquitectura típica libanesa.
Otros negocios similares abundan en la ciudad, pero ninguna fórmula capta más el paladar de los viajeros que la marca Hilmi’s, reconocida por su aroma, idiosincrasia y tradición.
A más de 40 kilómetros de distancia de Beirut -la capital de esta nación-, Batroun constituye uno de los atractivos turísticos del Líbano, gracias al sabor de su limonada, las murallas fenicias, las iglesias y el complejo de playas.
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