El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presionado por los demócratas, tendrá que decidir hasta dónde es capaz de llegar para proteger el derecho al aborto tras su reciente anulación por la Corte Suprema.
Las senadoras Elizabeth Warren (Massachusetts) y Patty Murray (Washington) encabezaron un grupo de otros 23 demócratas que pidieron a Biden explorar una serie de acciones ejecutivas para salvaguardar un derecho ganado hace 50 años con el histórico fallo en el caso de Roe contra Wade.
Facilitar la práctica de los abortos en propiedades federales y proporcionar vales para que las mujeres viajen fuera del estado para lograr ese procedimiento médico, son algunas de las sugerencias de los legisladores.
Los jueces extremistas y los políticos republicanos intensifican sus esfuerzos para despojar a los estadounidenses de sus libertades reproductivas básicas, enfatizaron.
«Usted puede demostrar al país y a las mujeres de todo el mundo que hará todo lo que esté en su mano para contraatacar», escribieron los senadores a Biden en una carta este mes.
El Caucus Negro del Congreso también pidió al mandatario que declare una emergencia de salud pública en torno al aborto para «utilizar flexibilidades adicionales y desplegar recursos donde sea necesario».
La representante Alexandria Ocasio-Cortez (Nueva York) dijo en una reciente protesta que Biden debe abrir «clínicas de aborto en tierras federales en estados rojos ahora mismo» y exhortó a la ampliación del Tribunal Supremo.
El presidente, cuya religión es católica, ha tenido una historia a veces complicada sobre el tema, recordó el diario The Hill.
En junio de 2019, Biden enfadó a buena parte de su propio Partido Demócrata, cuando su director de campaña sostuvo que él aún apoyaba la enmienda Hyde, aprobada en 1976, que prohíbe el uso de fondos federales para la mayoría de los abortos.
La medida afecta de manera desproporcionada a las personas pobres y afroamericanas, a juicio de expertos.
Esa posición lo puso entonces en conflicto con el programa del Comité Nacional Demócrata de 2016, así como con todas las senadoras que compitieron por la candidatura presidencial en 2020, Kirsten Gillibrand, Kamala Harris, Amy Klobuchar y la propia Warren.
Hasta ahora, la respuesta del mandatario al fallo del Supremo el 24 de junio ha sido pedir a la ciudadanía que elija a más demócratas en noviembre para que el Congreso tenga los votos necesarios para codificar Roe vs. Wade en una ley, en lugar de una acción ejecutiva.
En 1969, Norma McCorvey, bajo el seudónimo de «Jane Roe», desafió las leyes de Texas sobre el aborto, que entonces era prohibido allí por no estar contenido en la Constitución, excepto en los casos en los que la vida de la madre estuviera en peligro.
Henry Wade, el fiscal de distrito del condado de Dallas, fue el defensor de la ley contra el aborto, por eso la batalla legal se conoce como Roe vs. Wade.
McCorvey, soltera y de 25 años, estaba embarazada de su tercer hijo cuando afirmó que había sido violada y presentó su caso en tribunales, sin embargo, rechazaron su alegato y la obligaron a llevar a término el embarazo.
Su apelación llegó a la Corte Suprema en 1973, donde su caso se escuchó junto con el de una mujer de Georgia de 20 años, Sandra Bensing.
Ambas argumentaron que las leyes de aborto en Texas y Georgia iban en contra de la Constitución porque vulneraban el derecho de la mujer a la privacidad.
Por una votación 7-2, los jueces del tribunal decidieron que los gobiernos carecían del poder para impedirlo y dictaminaron que el derecho de una mujer a interrumpir su embarazo estaba protegido por la Constitución.
El veredicto de la semana pasada impacta a más de 36 millones de mujeres en edad reproductiva en 13 estados del país, a quienes se les privaría ese derecho.